Paul Mason y la economía colaborativa como tabla de salvación

Una descorazonadora descripción de la frontera que separa Moldavia de Transnistria abre 'Postcapitalismo: hacia un nuevo futuro', ensayo del polémico periodista británico Paul Mason, redactor jefe de economía del informativo 'Channel 4 News' y colaborador de 'The Guardian'. En el lado moldavo del Dniéster, escribe Mason, está «el capitalismo de libre mercado». En el otro, está «comoquiera que se llame el sistema que dirige Vladimir Putin», un estado títere «controlado por la mafia y la policía secreta». Sin embargo, los moldavos, cuyo país surgió del hundimiento de la Unión Sovíetica, «en pleno amanecer de la era neoliberal», envidian a sus vecinos transnistrios: los baremos de pobreza de Moldavia se miden en escalas africanas. Para Mason, es un ejemplo extremo pero válido de que el capitalismo está agotado, ya no funciona. Una serie de vaticinios alarmantes aportados por la OCDE -el crecimiento será débil en los próximos 50 años, las desigualdades aumentarán un 40%...­- que añade a continuación le sirven para reafirmar esa convicción. Su ensayo es un intento de proponer un remedio.

Mason argumenta que el sistema capitalista ha agotado su capacidad de adaptarse. O mejor dicho, su capacidad de adaptación ha sido desbordada. Los síntomas de ese agotamiento son evidentes y sus efectos se han agudizado tras la crisis desencadenada en 2008 y las tremendas desigualdades sociales que ha generado, aunque las élites que están al mando, el famoso 1% de privilegiados, vive en una ceguera feliz, asegurando con devoción religiosa que no hay nada mejor que la economía de libre mercado, tal y como la conocemos ahora mismo.

Pero no es cierto, argumenta Mason. Así que «necesitamos algo igual de potente y de efectivo que el neoliberalismo para reemplazarlo», algo «más que una idea brillante», un modelo nuevo. El autor propone, casi como si fuera un manifiesto, «una manera de actuar alternativa: en primer lugar, salvamos la globalización deshaciéndonos del neoliberalismo; y luego salvamos el planeta -y de paso, nos salvamos a nosotros mismos del pozo del caos y la desigualdad- yendo más allá del capitalismo en sí».

Este paso adelante es lo que Mason denomina postcapitalismo y que, básicamente es una economía colaborativa basada en el aprovechamiento correcto de las no tan nuevas tecnología, sobre todo las de la información. Para llegar a él será necesario un periodo de transición en el que el Estado, que habrá de impulsarla, «debería actuar como un facilitador de nuevas tecnologías y de nuevos modelos de negocio». Esta transición también habrá de ser «humana». Es decir, de cultura y mentalidad. Pero es posible que el famoso 1% de superricos poderosos no esté por la labor. De las inclinaciones de cada lector dependerá si concluye que Mason plantea una oportunidad viable o una alternativa utópica. En todo caso, el planteamiento está bien expuesto y con indudable convencimiento.