Los trabajadores de ACB de Sestao aprueban el plan de ArcelorMittal
La multinacional angloindia había advertido de que la no aceptación de su propuesta, que plantea abrir la planta los fines de semana, podría suponer el cierre definitivo
JULIO ARRIETA
Martes, 14 de junio 2016, 17:28
Los trabajadores de la factoría ACB de Sestao han aceptado finalmente el plan planteado por su propietaria, la multinacional ArcelorMittal, para la reapertura de la planta a partir del próximo mes de julio, con una producción de unas 12.000 toneladas al mes y la reducción de su plantilla a la mitad de la actual. El resultado de la votación, en la que han participado 282, ha sido de 143 trabajadores a favor, 127 en contra y 12 abstenciones, según han informado fuentes de su comité de empresa.
La votación -secreta y mediante urna- ha tenido lugar tras una tensa asamblea que se ha prolongado durante varias horas y en la que han debatido sobre la propuesta de la empresa, después de que ArcelorMittal hubiese rechazado el plan propugnado por el comité de empresa y que contemplaba producir entre 75.000 y 85.000 toneladas mensuales con la incorporación de la totalidad de la plantilla.
La multinacional angloindia había advertido de que la no aceptación de su plan podría suponer el cierre definitivo de la planta. Un plan que, a grandes rasgos, contempla el funcionamiento de la ACB sólo los fines de semana cuando la electricidad es más barata, para producir entre 10.000 y 12.000 toneladas mensuales, la décima parte de su capacidad, y jornadas de trabajo de hasta 12 horas. La parte más polémica incluye además un recorte de la plantilla, con la destrucción de unos 150 empleos, de los que un centenar serían jubilaciones y otros 50 pasarían a una bolsa de empleo, a la espera de una recuperación del sector del acero que propicie que la ACB aumentara su producción y, por consiguiente, sus necesidades de personal.
En todo caso, como recordó ayer un portavoz de la empresa, la viabilidad del plan, además de la aprobación de los trabajadores, tiene otro "condicionante": Contar con el "apoyo del Gobierno vasco en una serie de partidas". Un respaldo difícil si la multinacional no garantiza el futuro de la ACB a un plazo de al menos cinco años, según a exigido el Ejecutivo de Urkullu.
