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El presidente de Kutxabank, Gregorio Villalabeitia.

Empieza el baile de los recortes de plantilla en Kutxabank

El banco arranca el proceso para rebajar costes, ser más eficiente y lograr mayores cotas de rentabilidad

José V. Merino

Viernes, 23 de octubre 2015, 14:43

Kutxabank es algo más que un banco. Y así lo ven partidos, sindicatos, empresarios y la propia sociedad civil. Por eso cualquier movimiento en su seno alcanza una repercusión muy superior a la que merecería otro similar en cualquier ámbito. Ahora acaba de poner en marcha una reducción de plantilla que, aunque no es nueva, sí va a ser vista como un símbolo de que Euskadi no es una isla, un mundo fantástico.

¿Qué recorte ha propuesto el banco?

En la primera reunión, celebrada el jueves, el jefe de personal de Kutxabank planteó a los sindicatos un conjunto de medidas para reducir la plantilla que se resumen en cuatro grandes bloques, uno muy concreto y tres de alcance más impreciso. El concreto, 276 prejubilaciones, las de los empleados nacidos en 1953 y 1954. Y el resto, bajas voluntarias a cambio de 48 días por año trabajado con un tope de 27 mensualidades; excedencias de tres años cobrando el 25% y, en caso de no volver, 30 días por año con el límite de 20 mensualidades; y reducciones de jornada del 50% percibiendo la mitad del sueldo. La idea es eliminar unos 600 empleos para 2019, ahorrando así 47 millones de euros.

¿Es una novedad el ajuste?

No, no lo es. De hecho, y desde que nació Kutxabank en enero de 2012 producto de la fusión de la BBK vizcaína, la Kutxa guipuzcoana y la Vital alavesa, no ha dejado de bajar el número de oficinas, empleados y... clientes. El de locales, de 1.211 a 1.022; el de trabajadores, de 7.052 a 6.466; y el de clientes, de cerca de 3 millones a poco más de 2,7. Aunque lo cierto es que hasta ahora los recortes más serios se habían producido en CajaSur, la entidad cordobesa controlada oficialmente desde 2011 por la BBK, aunque desde meses antes ya le había sido adjudicada por el Banco de España tras la intervención: entonces tenía casi 3.000 empleados y 474 oficinas y ahora, 2.017 y 364.

¿Y por qué se hace ahora?

Sustancialmente, porque al banco, el líder del mercado en Euskadi, le hace falta reducir los costes de una manera notable para aumentar la eficiencia y la rentabilidad: el año pasado tuvo unos beneficios de 150 millones y pretende elevarlos a 570 a finales de 2019. Kutxabank pasó con sobresaliente los test de estrés europeos de hace poco más de un año, pero lo cierto es que sus datos de rentabilidad y eficiencia no son nada notables, sino que están a la cola de las principales entidades españolas. Así, su ROE, que mide la rentabilidad sobre fondos propios, es del 3,6%, muy lejos del 10% que frisan Bankinter, Bankia y BBVA, los tres mejores. Este magro dato preocupa sobremanera al banco vasco, porque ese 10% es el porcentaje que los mercados consideran aceptable. En el caso de la eficiencia operativa, las cosas no pintan precisamente mejor: a Kutxabank le cuesta 64,4 euros conseguir 100 euros de ingresos, mientras que a Bankia sólo le cuesta 41,5. El dato de la entidad que preside Gregorio Villalebeitia es el peor de las nueve principales instituciones financieras españolas.

¿Estos problemas son exclusivos de Kutxabank?

No, no lo son. Y de hecho, en esta misma semana han menudeado los mensajes desde los tres supervisores que tienen algo que decir para 'animar' a los bancos españoles a tomar medidas: la traducción, nuevas fusiones en el mapa bancario para ganar rentabilidad mediante la reducción de estructuras y de costes. En el fondo de la cuestión han coincidido el Banco de España, el Banco Central Europeo y la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés). Y aunque nadie descarta ya la posibilidad de fusiones transfronterizas, todos los ojos están puestos en lo que pueda pasar puertas adentro, donde los objetos de deseo son los bancos nacidos de las antiguas cajas: BMN, Liberbank, Unicaja, Ibercaja, Abanca y ... Kutxabank.

¿Habrá más fusiones?

Todos los expertos dicen que sí, porque es comunmente admitido que las antiguas cajas de ahorros tienen un tamaño demasiado pequeño para generar un negocio rentable en un entorno prolongado de bajos tipos de interés.

¿Kutxabank puede caer bajo otra órbita?

A los 'halcones' del mercado esa opción no les parece hoy por hoy viable. Estiman que las "especiales características" del banco vasco le protegen. Lo cierto es que Kutxabank, que continúa, como ha sido siempre, controlado por el PNV, es singular. Lo ha sido durante la prolongada crisis, al transitar sin demasiados problemas por el tsunami financiero sin la necesidad de pedir ayuda al Estado. Y lo es ahora porque ha conseguido que el Banco de España y el Banco Central Europeo abran la mano y le permitan mantener el actual modelo accionarial. Esto es, el 57% en manos de la BBK, el 32% en las de la Kutxa y el restante 11% en el seno de la Vital. Lo que quiere decir que será el único banco surgido de las históricas cajas que no dará entrada a socios privadas ni tendrá que salir a Bolsa... por ahora. Siempre, claro está, que BBK, que tiene la sartén por el mango, dote en cinco años un fondo de reserva para hacer frente a posibles problemas de 250 millones de euros.

¿Y qué puede hacer?

Pues buscar fórmulas para aumentar sus beneficios. Vamos, además de gastar menos, lograr más ingresos. Desde enero la entidad está haciendo visibles esfuerzos por aumentar las fuentes donde consigue dinero y reforzar su actividad como comercializador de productos que no son estrictamente bancarios. En esta línea de convertirse en una especie de supermercado se enmarca el reciente acuerdo para comercializar a través de su red de oficinas los seguros de salud -asistencia médica privada- del IMQ. Todo ello sin descuidar el mundo de las hipotecas -su espinazo- y el de las comisiones -en los seis primeros meses los ingresos por ellas han crecido un 6,5%, por el trasvase del ahorro desde los tradicionales depósitos a los fondos-.

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