Iker Irribarria: «Todos los especialistas de rodilla me han aconsejado lo mismo: dejar la pelota»
«Fui, soy y seré pelotari», declara el campeón manomanista más joven de la historia en la confirmación de su retirada a los 26 años
Iker Irribarria ha leído con seriedad este miércoles en Eibar el texto preparado en casa. Sabía qué decir y cómo decirlo. Diez segundos han bastado ... para la confirmación de su retirada de la pelota, acompañada de la razón que le empuja a ello antes de lo deseado, a los 26 años. La rodilla derecha no le responde lo suficiente para seguir como pelotari a alto nivel.
No se le quebrado la voz. Ha tenido tiempo de asimilarlo. Su compañera, Maialen Akizu, ha escuchado las palabras desde el fondo de la sala de la casa de cultura Portalea mientras la pequeña hija de ambos dejaba escapar algún pequeño llanto.
«Llevo alrededor de un año sin poder jugar ni entrenarme al mejor nivel por el estado de mi rodilla», ha aclarado Irribarria. «Noté mejoría tras la operación a la que me sometí en marzo de 2021, pero al poco tiempo volvieron las molestias y los dolores. He intentado encontrar una solución en distintos lugares. No ha sido nada fácil. He acudido más de una vez a los mejores médicos especialistas en rodillas, entre ellos a Mikel Sánchez. Y el consejo de todos ha sido claro: dejar la pelota. Tras reflexionar durante mucho tiempo sobre mi salud y mi carrera profesional, he decidido poner fin a mi trayectoria deportiva, una vez terminado el contrato que me une a Aspe. Es una de las decisiones más duras que he debido tomar en mi vida».
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Preguntado sobre el diagnóstico concreto de la lesión de rodilla que le obliga a guardar el gerriko en casa, Irribarria no ha ofrecido detalles. «Es algo muy, muy personal. Creo que no tengo que responder a eso. Todos los médicos con los que he estado me han dicho que baje el pistón y que tengo muchas limitaciones. Todavía no he probado la vida normal sin la pelota. Tendré que ver cómo me siento en el día a día y veremos la evolución de la rodilla».
Llama la atención que Irribarria haya seguido jugando a pesar de una lesión que le aboca a la retirada y que lo haya hecho además sin gestos de dolor sobre la cancha. «El sufrimiento ha estado presente, sobre todo al final de los partidos y al día siguiente, en los que creo que nunca me habéis visto cómo estaba».
Se le nota delgado. «Para empezar, hago un trabajo de gimnasio para fortalecer la pierna tres o cuatro días a la semana. Los médicos me han insistido en que mi futuro no era bueno si hubiera seguido jugando a pelota a este nivel. Sus indicaciones han sido claras».
«La razón del adiós es física»
Ha descartado Irribarria cualquier motivo ajeno a la rodilla que le haya empujado a tomar la decisión: «La razón de mi retirada es física, sin duda alguna. Si no fuera por la rodilla, habría seguido trabajando al mejor nivel posible y habría intentado ganar a todos estos que han venido a acompañarme hoy», ha señalado en referencia al nutrido grupo de manistas que le arroparon.
«Cuando estas solo en casa se sufre mucho», ha añadido Irribarria. «Ha sido un rifirrafe importante en mi cabeza. Sé que esta decisión es la mejor para mí. Estoy tranquilo. Me he quitado un peso de encima».
La reflexión psicológica ha ido más allá. «He jugado desde pequeño a pelota. Me siento un privilegiado por pertenecer a la familia de este deporte. Si miro atrás, estoy orgulloso de lo conseguido. Lo que más me llena son los buenos momentos y las relaciones que he mantenido dentro de este mundo. Fui, soy y seré pelotari. Me he sentido muy querido a ambos lados de la cancha y ha sido gracias a mis compañeros y a los pelotazales. Y les digo a todos adiós con un sabor de boca dulce».
Parte de su argumentación se ha centrado en el aspecto psicológico del deporte, que le ha acompañado durante un viaje de ocho años como profesional, todos en Aspe. «He dedicado horas y horas a la pelota, pero también he tenido ocasión de trabajar otras facetas. Ser deportista de alto nivel incluye una exigencia mental enorme y conseguir el éxito muy joven trajo consigo situaciones difíciles. He tenido que vivir a menudo la amargura de no cumplir las expectativas creadas, la presión de la prensa y no ha sido fácil siempre. Pero he recibido ayuda para profundizar en la presión y en los problemas interiores. El deporte también tiene ese lado psicológico, que se ve en contadas ocasiones, y la decisión de mi retirada también es fruto de ese trabajo. Dejo algo que amo de verdad y soy consciente de que numerosos deportistas de élite y jóvenes han vivido esta misma situación. Que sepan que me siento muy identificado con ellos».
Cuenta Irribarria que «la pelota es una profesión. Dura lo que dura y hay mucha vida fuera de ella. Me acompaña una familia estupenda, estoy disfrutando de ella. Tengo dónde agarrarme aparte de la pelota». Sumergido todavía en la recta final de su carrera, no ha desvelado planes de futuro el de Arama, que estudió en su día la carrera de Ingeniería en la rama de mecánica.
Al margen del enfoque profesional que dé a su vida en los próximos meses, no quiere perder el contacto con la pelota. «Apareceré a algún entrenamiento de mis compañeros a hacerles caso. También tengo un hermano que juega a pelota, por lo que no andaré lejos de las canchas».
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