Siembra al inicio y recolecta al final

En el Atano III, que congregó a 1.123 pelotazales en un fin de semana con entradones tanto en Labastida y Lekeitio como en Donostia, no esperaba Altuna III que le hicieran un pasillo. «Esto es el campeonato de Primera, hay pelotaris grandes y hace falta ser completo». Zabala fue un gran manomanista durante 40 minutos. Sucede que a este nivel no queda otra que serlo durante una hora entera o incluso hora y cuarto.

«He ganado mucho a lo largo de mi carrera, pero también he perdido mucho», reconoce el amezketarra. «No tengo miedo a perder y tampoco he sentido ese temor con el 8-15 en contra». De regreso a la cancha tras el descanso del 8-12, el campeón dejó sin restar tres saques seguidos en el único tramo de partido en el que no encareció los tantos.

Altuna III estuvo dominado al principio. Los derechazos y los zurdazos de Zabala impidieron al defensor de la txapela tomar la iniciativa con la frecuencia deseada. Le faltó chispa en la derecha -pegó poco al siete-, así como un punto de velocidad cuando entraba de aire con la zurda. Por contra, puso mucho trabajo sobre la cancha. Ocho de los once primeros tantos alcanzaron o rebasaron los diez pelotazos a buena. Sembró a las seis y media de la tarde para recolectar hacia las siete y cuarto.

El propio Zabala manifestó que «me he visto bien de pegada al principio, cuando estaba fresco. Yo mismo quería hacer físico el partido. Jokin, en cambio, sabe guardar un punto para cuando se alarga el encuentro. Ese esfuerzo me ha pasado factura».

El riojano no guarda nada y pidió el primer descanso al poco de empezar, tras la formidable alcanzada al ancho del 0-4. Los evidentes síntomas de cansancio no se plasmaban en el electrónico porque seguía con ventaja: 0-6, 2-8, 4-9, 6-10 y 8-15. Acudía a menudo Zabala a su botillero, Xabi Rekalde. Reclamaba al juez Gorka Altuna desde la otra silla al entender que el rival abusaba de los parones.

Altuna remaba contra la corriente. Pero remaba. En ningún momento dejó de meter la pala con fuerza. Ahora bien, con el saque en su poder no encontraba la racha para equilibrar el marcador. «No acertaba a sacar», admitió. Hasta que tras la dejada al txoko del 9-15 encontró la ansiada vía hacia el triunfo.

Por fin aparecieron sus tantos de saque y en acciones rápidas. Zabala dudó a la hora de restar. «Jokin ha empezado a sacar mejor y no sabía muy bien si ir en busca del aire o quedarme a bote. Ya no metía igual la pelota en la mano». Siete de los ocho tantos de saque de Altuna III llegaron entre el 10-15 y el 22-15.

Jokin Altuna tomó la delantera por primera vez en el 16-15, un tanto de 29 pelotazos y exigencia máxima en el que el intento inverosímil de Zabala de devolver una cortada de zurda del contrario acabó en la chapa y con el riojano tumbado a centímetros de la primera fila de butacas de cancha.

Hincado el diente, Altuna III no soltó la presa. Es lo que tienen los pelotaris grandes. Hurgan y hurgan en la herida del oponente. Derrumbado el de Logroño, alargó el amezketarra su tacada de tantos a catorce. Sigue en el lío.