Espléndido Cuairan y heroico Bernaola

La presente edición del Torneo Abanca Bankoa-DV, caracterizada por la irregularidad y los pocos partidos convincentes, guardaba lo mejor para el último capítulo, el de la tercera y última de las finales, la sénior. Emoción por todo lo alto cerca de la conclusión, incertidumbre después de una ventaja de diez tantos con tintes de definitiva, nervios, el formidable derechazo de Javier Cuairan al nueve y medio en el penúltimo tanto, los 750 espectadores presentes en el frontón Beloki de Zumarraga entregados y una celebración digna de la relevancia del triunfo.

Beñat Apezetxea y Cuairan respiraron al comprobar que no llegaba a frontis la atropellada volea de Ekhi Irribarria en el definitivo 20-22. Se las prometía felices con el 6-16 la pareja navarra que en su día defendió los colores del club Erreka. Dominaba por completo el peloteo y acababa de firmar una tacada de nueve tantos iniciada en el 6-7.

Sin embargo, algo debía saber y había visto quien acuñó la frase de que la pelota es redonda. No únicamente la de profesionales, como ha quedado patente en recientes episodios del Campeonato de Parejas. También la del campo aficionado.

Cuairan cometió su primer error al no calcular bien la distancia y botar corta la pelota en el 9-17. Lo que parecía una anécdota para el cómputo del encuentro resultó un cambio de tendencia. Cometió el zaguero de Cortes tres o cuatro errores más, se ahondó la desconfianza rematadora de Beñat Apezetxea, Bernaola prolongó el papel de actor trabajador y positivo asumido desde el comienzo, despertó del letargo el menor de los Irribarria y la supuesta victoria cómoda tornó en un ejercicio de supervivencia por parte de unos y otros.

Ekhi Irribarria y Bernaola se aproximaron primero a un tanto, 18-19, y empataron después a 20. Vuelta a empezar con la diferencia de que la final era ya a dos tantos en lugar de a 22. Cuairan mantuvo la calma y la pegada para arrimar un derechazo cerca del rebote. Y la pelota se le vino encima al de Arama en el incierto 20-22, de 29 pelotazos.

Destacaron los dos zagueros y rindieron muy por debajo de lo que cabía esperar los dos delanteros. Cuairan, espléndido, dominó con autoridad el juego, lo mismo de derecha que de zurda. La pelota le corrió con las dos manos. Hasta tal punto que Inaxio Errandonea, director comercial de Aspe, recibió mediado el choque un mensaje en el que un pelotazale conocido le reclamaba su fichaje inmediato por Aspe.

Bernaola, heroico, aguantó carros y carretas. A bote por los dos costados y de aire tanto de gancho como de volea. En el 7-16 la gente comenzó a aplaudirle sincera tras devolver en posturas inverosímiles tres zambombazos de Cuairan. Era tal el agotamiento acumulado que durante el tanto se detuvo en un par de ocasiones o tres para tomar aire y conceder una tregua a las piernas.

El espíritu de sacrificio del zaguero de Mañaria está fuera de toda duda. Se multiplicó para llegar a pelotas inapropiadas que le dejó el compañero, despistado y carente de confianza por momentos. Amparado en el esfuerzo titánico de Bernaola, aparecieron por fin en el último tramo los sotamanos y los derechazos de Irribarria, imprescindibles para inquietar de verdad a la mejor versión de Cuairan, adquirida a los 23 años. Le persigue el sambenito de fallón, pero cada vez aporta mejores argumentos para despojarse de esa etiqueta.

Mayor provecho debió obtener Beñat Apezetxea de las ventajas fabricadas a su espalda por el de Cortes. Ocho tantos hechos son pocos para las circunstancias favorables que le rodearon. El protagonismo positivo estuvo atrás.

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