Olaizola II llega a una pelota complicada con Beloki al fondo, el 18 de mayo de 2003 en el Astelena. MORQUECHO
Pelota

La victoria más épica de Aimar Olaizola

Aimar regresa el domingo al frontón donde batió 22-21 en el Manomanista de 2003 a Beloki con el dorsal del brazo derecho roto desde el tanto 14-12

Joseba Lezeta

San Sebastián

Miércoles, 6 de octubre 2021, 07:08

«Si me lo cuentan, no me lo creo», tituló EL DIARIO VASCO la crónica del partido correspondiente a la segunda jornada de la liguilla ... de semifinales del Manomanista que enfrentó a Aimar Olaizola y Rubén Beloki en el Astelena de Eibar el 18 de mayo de 2003. Posiblemente, se trata de la victoria más épica conseguida por el de Goizueta a lo largo de su carrera. No solo por el 22-21, sino por la manera en la que la alcanzó, por el sufrimiento que conllevó.

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Olaizola II regresa el domingo a Eibar para disputar su último partido en la catedral de la mano, escenario de esa hazaña y de muchas victorias. También de algunas derrotas. Marcha a buen ritmo la reserva de las localidades disponibles, todas, 1.200, tras la decisión de ayer del LABI. La parte central de las butacas de cancha está ya ocupada.

Lo que vieron los 1.300 espectadores que llenaron el Astelena aquel domingo 18 de mayo no ha caído en el olvido. Los cronistas escribieron sobre aquel duelo frases como «Un partido con mayúsculas», «Valió por todo el Manomanista» y «Los pelotazales hubieran estado días viéndoles en acción». Beloki tenía 28 años, estaba en plena madurez y tenía ya cuatro txapelas en su casa. Olaizola II, de 23, venía de vencer en el Campeonato del Cuatro y Medio y nunca había llegado tan lejos en la competición reina. Acababa de deshacerse por este orden de Imaz, Gonzalez, Eugi y Barriola.

Una primera parte marcada «por el equilibrio, por tantos duros en los que Aimar y Beloki se alternaron en el dominio del peloteo» cobró tintes épicos a continuación. Declaró lo siguiente Olaizola II: «He notado las primeras molestias en el brazo derecho en el tanto cuatro o cinco. En el 14-12, al dar un pelotazo, he sentido un latigazo, como si algo se me hubiera roto». El doctor Íñigo Simón habló en primera instancia de «una posible rotura fibrilar o un estiramiento importante en el tríceps». Las pruebas médicas realizadas en los días posteriores descubrieron que el músculo dañado era el dorsal ancho. Tras una doble recaída, fue baja durante cinco meses.

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Decidió continuar

Restaba todavía mucho partido. El 22 seguía lejos. Recibió atención en el vestuario durante cinco minutos, Aimar Olaizola decidió seguir. Y en aquella época en la que prevalecía aún el juego a bote, cambió de estrategia. Apostó por el saque-remate. Una osadía ante un campeón.

Cogió la pelota y enseguida se comprobó que no estaba entero. Sacó bombeado y buscó el remate de aire. Salvo en el saque, renunció prácticamente a golpear de derecha. Esa manera de jugar hizo perder los papeles a Beloki, que se obsesionó con sacar a la derecha –con 19-18 a su favor cometió falta al mandar su primer disparo a la contracancha– y arriesgó en exceso con la dejada en lugar de atacar atrás a un pelotari que se limitaba a defender de zurda.

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El delantero de Goizueta rozó el límite del sufrimiento tras adelantarse su rival 21-20. «Sacó Beloki, restó Aimar, se defendió de volea con la derecha jugándose el brazo porque no le quedaba ya otro remedio y el zaguero de Burlada mandó fuera un sotamano de zurda: 21-21».

Tampoco tuvo desperdicio el último y definitivo tanto. Podía pasar cualquier cosa. Olaizola II bombeó el saque, metió el gancho al resto, Beloki llegó justo para ponerla a buena y Aimar mandó la pelota por el centro de la cancha, no sin suspense porque botó torcida. Se consumó poco menos que un milagro.

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Ni siquiera los seis tantos de saque de Beloki y la dureza de un choque de 316 pelotazos –cruzaron 35 en el 8-5, culminado por Olaizola II con una dejada– y 86 minutos de juego, números impensables hoy en día en el mano a mano en toda la cancha, pudieron con aquel proyecto de leyenda. Los pelotazales despidieron en pie a un Aimar Olaizola que se metió al público en el bolsillo. Dieciocho años y medio después toma el camino de la retirada.

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