El turf, ante su enésima encrucijada
Se baraja una vuelta a la actividad en Madrid a finales de mayo en un sector donde jockeys y preparadores necesitan el dinero de los premios
Primero fueron las carreras de caballos italianas y españolas, a las que siguieron las francesas, inglesas, alemanas.... Ni el Grand National ha sido ... capaz de ganar la batalla al enemigo invisible. Los hipódromos permanecen mudos en gran parte del planeta. Solo los cascos de los caballos rompen en los galopes matinales el silencio de unas gradas desiertas. Abril, el mes de las primeras clásicas, huérfano. Una situación inaudita a nivel mundial que exige una reacción inmediata y con altura de miras. El mundo del turf se une y se mueve. No puede permanecer parado, debe volver a latir para sobrevivir.
Esta semana ha sido clave para la reconfiguración del futuro. El miércoles los directores de los hipódromos españoles, entre ellos Julio Ocio, gerente del de Donostia, estuvieron presentes por videoconferencia en la Junta General Ordinaria de la Asociación de Hipódromos, en la que además de tratar todos los asuntos relativos a la Asociación, se logró unanimidad sobre la configuración de un nuevo calendario de carreras, al que tienen intención de dar inicio el 24 de mayo en Madrid.
La Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado ha mostrado su voluntad para que se celebren las 64 jornadas fijadas para 2020, incluidas las diez que ya han sido suspendidas en La Zarzuela, cuatro en Dos Hermanas y una de trote en Baleares. Teniendo en cuenta que desde junio el calendario ya contemplaba dos reuniones de liso semanales, y con una cabaña de animales que no soportaría tres jornadas en siete días, la previsión es recuperar las reuniones perdidas a partir de septiembre. Si las carreras no pueden volver a Donostia el 3 de junio, las jornadas aplazadas también se recuperarían tras el otoño, pero los gestores del hipódromo vasco trabajan hoy con la opción de comenzar en la fecha inicialmente prevista.
Evidentemente, la vuelta a la actividad está sujeta a la aprobación del Gobierno, pero el sector reclama una reactivación inmediata para evitar seguir desangrándose. Tras haber detenido los entrenamientos en la fase de confinamiento más severa, los caballos han vuelto hace días a las pistas para entrenar y estarían listos para retomar la competición de manera inmediata. Antes de la paralización, eran 703 los purasangres estabulados en España y urge que puedan volver a las pistas cuanto antes. Los costes no cesan y los ingresos son nulos para los propietarios, mientras que los jockeys y preparadores necesitan de los premios de las carreras para sobrevivir.
Hoy debería de celebrarse en Madrid la primera gran clásica, el Valderas. Lógicamente, el nuevo calendario contempla recuperar las carreras más relevantes que no han podido disputarse hasta ahora. Así, en junio tendrían lugar todas las clásicas para los tres años, el Carudel y el Gran Premio de Madrid. Un atracón de grandes carreras, al que daría continuidad el hipódromo de Donostia durante los domingos estivales.
Las claves
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Hipódromo de Donostia El 3 de junio puede quese puedan retomar las carreras y las primeras jornadas serán sin público
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España 703 es la cifra de caballos estabulados y urge volver cuanto antes porque no hay ingresos para profesionales
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Crisis mundial Ni el Grand National, una carrera mítica, ha sido capaz de ganar la batalla a este enemigo invisible
El inicio de la actividad deberá realizarse con estrictas medidas de seguridad. Parece que las primeras reuniones donostiarras se desarrollarán a puerta cerrada, con un mínimo de personal que no alcanzaría el centenar de personas en el recinto, una o dos por cada caballo, un periodista y un fotógrafo por cada medio de comunicación... Una evolución positiva de la pandemia posibilitaría que el público pudiese acudir al hipódromo a lo largo del verano, pero siempre con limitación de aforo. La estampa del próximo 15 de agosto en nada se parecerá a la de los últimos años.
Francia lista para volver
France Galop, reguladora de la competición en Francia, ha elaborado esta semana un nuevo calendario que arrancaría el próximo 11 de mayo si el Gobierno francés da luz verde. Serían 41 jornadas, en las que no se permitirá la participación de caballos extranjeros. Por lo tanto, los purasangres estabulados en Donostia no podrán cruzar la frontera para abordar las seis jornadas programadas en el sudoeste francés, habitual lugar de peregrinaje. A partir del 1 de junio se disputarán las Poules, fecha para la que podrían reabrirse las fronteras si se dan las condiciones de seguridad.
Mayo también servirá a otras potencias europeas del turf para reanudar la actividad. La British Horse Racing Autority ha anunciado que se priorizarán las pruebas más prestigiosas del calendario y que a mediados de mes se disputarán las preparatorias de sus famosas Guineas. El gran mitin de Royal Ascot mantiene su fecha intacta el 16 de junio. Que las carreras se disputen a puerta cerrada no es un escenario idílico, pero permitirá al sector poder sobrevivir. Sirva como dato el que, a pesar de celebrarse sin público, la Satsuki Sho (Grupo 1), disputada la semana pasada en Japón, recibió más de 131 millones de euros en apuestas.
Mayor debilidad
La Zarzuela celebró el pasado 8 de marzo una preciosa jornada de carreras, con el aliciente del I Campeonato Internacional de Jockettas, que se completó con rotundo éxito. Nadie de los que vieron ganar a 'Noli Me Tangere' la última carrera de la mañana imaginaba lo que se venía encima. De nuevo ese escalofrío, el candado en la puerta y el fantasma de 'El Aleph', el caballo que ganó la última prueba en Madrid antes de la clausura de su hipódromo durante nueve años.
Desde que el Hipódromo de La Zarzuela cerrase sus puertas en 1996, el sector de las carreras de caballos en España vive inmerso en una crisis constante. Los obstáculos parecen infinitos y aunque la vuelta de las carreras a Madrid en 2005 insufló una bocanada de esperanza y crecimiento, nunca fue suficiente para regresar a los años dorados. El cambio de regulador de 2015 trajo consigo la paralización de la competición durante seis meses y la incertidumbre que rodea actualmente el futuro de la gestión del hipódromo de Donostia, forman un combo difícilmente asumible.
Las carreras sobreviven a golpe de esfuerzo, sacrificio y penurias de la mayoría de sus profesionales, además de toneladas de fidelidad de una afición que nunca decae. La crisis del coronavirus es la enésima encrucijada para las carreras. Para que esta apuesta salga a ganador, los caballos deben volver a la pista.
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