«Aquí quieren gente que quede la décima en unos Juegos, no la 25»

Maider Redin (Donostia, 2000) se desenvuelve tan bien dentro como fuera de la piscina. Podría decirse que como pez en el agua. La donostiarra puede decir que es la mujer más rápida de Euskadi en la mariposa. No obstante, por algo le dedica más de cuatro horas al día a dar brazadas. «No me arrugo ya», bromea. Como universitaria que es le toca compaginarlo ahora con los exámenes, si bien tiene también otros planes más: poder competir algún día en unos Juegos Olímpicos.

– No se cansa de acumular récords. He perdido ya la cuenta...

– Tengo el récord de Euskadi en 50 y 100 metros mariposa, en piscina corta y larga. Hace tres semanas fuimos al Campeonato de España absoluto en Castellón y en el 100 bajé del minuto, la primera mujer en Euskadi que baja del minuto, y fui la tercera de España. Ahí saqué mi primera medalla absoluta. Hace quince días fuimos a Castellón otra vez, al Torneo de Castalia-Castellón, que era clasificatorio para Tokio, y ahí obtuve dos medallas e hice el récord de Euskadi en 100 mariposa de piscina larga. Nos esperábamos hacerlo bien, pero no bajar del minuto. Fue una sorpresa para todos.

– ¿Pero usted no era espaldista?

– Lo era. Cuando empecé a nadar hacía espalda. Iba muy bien pero llegó un punto en el que me estanqué y no mejoraba mis tiempos. Probamos con otro estilo a ver qué tal y a mi me gustaba la mariposa. Yo además tengo bastante hiperextensión de codos y de rodillas, y eso es muy bueno. Poco a poco he ido mejorando y parece que no va muy mal el cambio.

– ¿Cómo le ha afectado el coronavirus a la hora de entrenar?

– Cuando estuvimos en cuarentena estuve nadando en la piscina pequeña que tengo en casa, entonces he podido estar todo el rato nadando, haciendo todo lo posible para no perder. Yo sí que pude seguir entrenando en mi piscina de 5 metros, pero los demás no. Ahora podemos entrenar seis personas por calle, sin agruparnos. El problema es que Anoeta no es solo para nosotros y solemos tener problemas de calle. Hay veces por las mañanas que tengo que nadar con los abuelos. No tenemos ninguna preferencia en ese sentido.

– ¿Ha afectado la situación también en los torneos?

– En los de España no había finales. La eliminatoria era directamente la final. Lo normal es que por la mañana sean las eliminatorias y las finales por la tarde. Por el Covid dejaron de hacer eliminatorias y directamente todo eran finales. Ha sido más complicado porque todo te lo juegas a una carta, por eso también teníamos miedo. Puede fallar cualquier cosa y no es como en un partido de fútbol en el que después puedes tirar para adelante y cambiar algo. Son 50 metros y si fallas en algo, se acabó.

–¿Su meta es poder competir un día en unos Juegos Olímpicos?

– El mío sí, pero las mínimas que pone la Española son muy difíciles. En 100 mariposa, que es mi mejor prueba, la mínima es 57.90. Eso es un tiempo que te clasifica la décima en las Olimpiadas. En mi prueba no quieren gente que quede la 25, quieren gente que quede la décima, que entre en las finales. Eso es algo que estamos intentando cambiar entre todos, pero no nos hacen mucho caso. En el Open de Primavera que es en marzo, si gano la prueba de 100 o 50 mariposa, me voy a los Europeos. Tengo que quedar primera para acceder a ellos. Si ahí consigues hacer la marca que piden puedes ir a los Juegos, si no la haces no vas, aunque quedes primera. Eso es lo malo comparando, por ejemplo, con los trials de Estados Unidos, en los que quedando primero o segundo puedes ir. Aquí o haces la marca que te piden o nada.

– ¿Es más difícil entonces clasificarse aquí que en otros países?

– En mi opinión, sí. En Estados Unidos, además, compaginan muy bien los estudios y el deporte y aquí no te ayudan tanto.

– En cambio nunca ha querido ir a un CAR ¿Por qué?

– Siempre he pensado que la natación no me va a dar de comer. Es así por desgracia, no es como el fútbol, y he querido tener una carrera aquí bien hecha y si iba bien la natación y acabo la carrera luego ya veré qué hago. Pero primero quería acabar la carrera y si voy bien ya se verá.

– Dígame entonces, ¿cómo compagina los estudios con el deporte?

– En Bachiller lo llevaba bastante peor. Lo pasaba mal porque no me daba la vida. Por la mañana iba corriendo de la piscina a clase y muchas veces no me dejaban entrar. En la Universidad no tengo tantas clases y son más flexibles con los deportistas. Me ayudan bastante en ese sentido. Ahora me levanto aproximadamente sobre las siete, voy a la piscina, después a clase y luego vuelvo a la piscina de nuevo. Dedico tres horas más o menos al agua y después hago también una hora de gimnasio.

– No cree que la natación le vaya a dar de comer, pero en cambio le dedica bastantes más horas que si fuese un hobbie solo...

– Si fuera solo un hobbie no le dedicaría tantas horas y no sufriría. Tengo 19 años y muchas veces mis amigas quieren hacer un montón de cosas y yo les digo que no. No porque no las quiera hacer, sino porque no es bueno para mí o porque tengo que ir a entrenar. Si los fines de semana tengo competiciones y a las tardes entreno todos los días, queda poco hueco para lo demás. Por esa parte conlleva mucho sacrificio. Además, no solo es el entrenamiento, hay muchas cosas por detrás, todo el tema de la alimentación y demás.

– ¿Dónde podremos verla próximamente?

– El 29 de diciembre compito en el Torneo Internacional aquí, en el Paco Yoldi, y quiero acercarme y bajar del minuto en larga.

– ¿Qué le pide al nuevo año?

– Bajar del minuto en 100 mariposa en piscina larga, que me sigan dejando competir y que todo vaya a mejor. Poco más.