Merino conduce un balón perseguido por Kroos en el centro del campo. Lobo Altuna
El seguimiento a... Mikel Merino

El precio aquí lo fija El Conde

El centrocampista navarro pone el listón de la intensidad en el centro del campo e intimida con su contundencia en los duelos al Real Madrid

Gaizka Lasa

San Sebastián

Miércoles, 3 de mayo 2023, 02:00

Entendió Merino la ley que debía imperar sobre el césped del Reale Arena. La de la oferta y la demanda. Llegaba un Real ... Madrid cuyo objetivo prioritario era pagar el menor precio posible por llevarse el mayor botín. El precio lo debía poner la Real, consideró el navarro. Y se convirtió en el negociador. Desde el segundo minuto de juego, cuando persiguió a Rodrygo en una rápida transición hasta el punto de atosigarle primero y robarle el balón después, dejó claro que los puntos de Anoeta no le saldrían baratos a los merengues.

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A partir de ahí, lo suyo fue elevar la tasación de la victoria visitante en cada jugada. Fue anunciando la carestía en cada balón presionado y mostró un cartel gigante donde se reflejaba el verdadero valor del duelo en el minuto 16. Fue como un obús a por ese balón dividido en el centro del campo y llegó medio segundo antes que Militao, quien se topó con la segunda pierna del 'Conde' –tan rígida como la que se había llevado el cuero– y salió trasquilado del choque. El brasileño comprendió cuál era el precio. Emergía el dilema. La final de Copa, la semifinal de Champions contra el Manchester City o los puntos ante la Real. «Todo no se puede, amigo», le susurraba cada vez que metía la pierna Merino. Fue Militao, casualmente, quien se quitó de encima un balón ante la presión realista en la jugada del gol de Kubo.

El '8' realista recorrió amplias zonas del terreno de juego marcando territorio. Dando a conocer la tasación real del partido. Se lo comunicó con contundencia a Kroos en el minuto 32, cuando el conjunto blanco empezaba a combinar olvidándose del precio. Y remarcó el mensaje, por si no se había captado, un minuto más tarde en una entrada a Tchouameni. Entró entonces en acción el regulador del mercado. El señor colegiado sospechó que la labor disuasoria de Merino merodeaba el límite de lo reglamentario y así se lo echó en cara. El centrocampista, inteligente, bajó el pistón. Una amarilla le hubiera impedido seguir con su función negociadora.

Por si los futbolistas blancos se relajaban, en la primera jugada de la reanudación, regresó el Merino más expeditivo. Vuelo contundente para dar calor a Rodrygo y recordar, de paso, a todos sus compañeros que el importe no se reducía.

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Trabajador incansable

Trabajó y trabajó a destajo para cubrir esos espacios que el cansancio fue abriendo sobre el césped, para ofrecerse cuando se trataba de conservar el balón con uno más o para sacar balones de cabeza como en ese peligroso córner botado por los madrileños en el minuto 55. Supo cambiar la orientación del juego cuando el rival debía correr más de lo que le gustaría y terminó encendiendo la ira de todo un Real Madrid. Su capitán, Nacho, le despidió con un recadito por detrás. El precio por ser tan inflexible en el trato del día.

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