Urgente Largas colas en la AP-8 y la GI-636 en dirección a la muga
Irati Garzón se apoya en el palo de una portería con una camiseta de la Fundación Fútbol Más.
Kirolean errespetuz

«En el deporte hay que resaltar siempre el lado positivo»

Apoyo. Irati Garzón trabaja junto al portero realista Álex Remiro en el proyecto Fútbol Más, que busca el bienestar de niños y niñas en contextos de vulnerabilidad social

Enrique Echavarren

San Sebastián

Sábado, 4 de noviembre 2023, 01:00

Irati Garzón es psicóloga. Bilbaína de 26 años, trabaja en Fútbol Más, una oenegé que nació en Chile en 2008 con el objetivo de promover ... el bienestar y felicidad en niños, niñas y comunidades que viven en contextos de vulnerabilidad social. Por medio de sesiones sociodeportivas, utilizan la tarjeta verde como herramienta de vinculación para reforzar positivamente cinco valores fundamentales en niños y niñas. Respeto, alegría, responsabilidad, creatividad y trabajo en equipo forman parte de cada intervención y, a través del juego y el deporte, buscan la integración social fomentando la parentalidad positiva. Fútbol Más es un proyecto impulsado por el portero realista Álex Remiro, en el que también colabora su padre en diversos talleres.

Publicidad

Garzón no es ajena a la ola de incidentes que de vez en cuando asola el deporte en diversas categorías y modalidades. Reconoce que «es complicado concienciar a la gente para intentar minimizar esos comportamientos negativos, pero, al menos, lo estamos intentando. Desgraciadamente, nos olvidamos de resaltar los buenos comportamientos y sólo salen a la luz los malos, a los que no habría que darles protagonismo».

Es por tanto la misma idea que defiende la campaña Kirolean Errespetuz puesta en marcha por este periódico y que cuenta con el respaldo decidido del Departamento de Deportes de la Diputación y a la que se han sumado y se siguen sumando las federaciones y clubes de nuestro territorio.

En el modelo que vienen poniendo en práctica en Fútbol Más no existen las tarjetas amarillas y rojas al uso, sino que se utilizan verdes y azules. «Las primeras suponen un refuerzo positivo de acciones que son de agradecer y las segundas sirven para exponer un reto a la persona que no ha tenido un comportamiento adaptativo para que lo convierta en positivo», dice.

Publicidad

La psicóloga reconoce que «los comportamientos negativos en los campos tienen una relación directa con el nivel cultural de cada sociedad. Por ejemplo, en el rugby tienen otra cultura de animación. Las aficiones de ambos equipos comparten espacio en las gradas y luego existe el tercer tiempo entre los dos equipos. En el terreno de juego, salvo acciones puntuales, no hay violencia a pesar de ser un deporte de contacto. En otras disciplinas como el tenis tampoco se dan esos comportamientos negativos y si sucede, son algo puntual. En el fútbol hay ejemplos de que podrían hacerse las cosas de otra manera. Hay comportamientos positivos y merece la pena resaltarlos para que sigan repitiéndose y no protagonismo sólo a los negativos».

Afrontar los obstáculos

A su juicio, el papel de educadores, padres y entrenadores «es fundamental. Todo el que esté alrededor del deporte, en cualquier ámbito, debe aportar su granito de arena. En los talleres que organizamos trabajamos con padres y madres. Hablamos de muchas cosas y también de la resiliencia para que luego lo aporten a sus hijos. Tratamos de incidir en vínculos afectivos, en el ambiente facilitador en las gradas y en las habilidades para la vida, que pueden valer tanto para el deporte como para otros ámbitos de la vida. Si en tu casa tienes respeto, puedes aplicarlo al deporte y al revés. Y eso hay que inculcárselo sobre todo a los jóvenes. Trabajamos a tres niveles; individual, grupal y comunitario».

Publicidad

La resiliencia se divide en tres partes. «Una persona resilente debe ser capaz de afrontar los obstáculos que se le presenten en la vida y aprender de ello para no tropezar en la misma piedra. Debe superar esa dificultad y ser capaz de arreglar cualquier conflicto que se presente», incide.

Garzón considera que «en el ámbito educativo se puede trabajar bastante. Esa gestión emocional en las aulas se puede ver reflejada en otros ámbitos de la vida. Velamos para que esos valores se trasladen en el deporte desde los entrenadores para que se cree una cultura diferente en el deporte. Hay que fomentar el respeto y también el resto de valores que queramos transmitir. Hay que primar lo positivo sobre lo negativo. Si te dicen que has hecho algo bien, eso aporta y reconforta. No siempre hay que destacar lo negativo».

Publicidad

Desde su punto de vista, los medios de comunicación tienen «un papel preferente a la hora de transmitir valores positivos, que no salgan siempre noticias de agresiones o de violencia en las gradas. Lo que sale en los medios de comunicación tiene mucha repercusión. Sobre todo hay que valorar los buenos gestos. Por ejemplo que un jugador regale su camiseta a un niño al acabar el partido. Eso llega a la sociedad. Y mucho además. No hay que volcarse siempre en los fallos o en los insultos. Insisto, hay que destacar lo positivo, pero, desgraciadamente, en la sociedad en la que vivimos no estamos acostumbrados a ello. Eso sería una revolución. Resaltar lo bueno y contar con una terminología para luego poder aplicarla. Que sea clara y sencilla, que llegue a todo el mundo».

Labor de concienciación

En esa labor de concienciación, los deportistas profesionales también deberían ser capaces de aportar su granito de arena y ser «ejemplos a seguir para niños, niñas y adolescentes. Deben ser conscientes de la repercusión social que tienen. Álex Remiro viene a nuestros talleres y su implicación es máxima. Esas cosas marcan. No es sólo futbolista, ante todo es persona. Eso es algo muy positivo. Muchos podrían seguir su ejemplo, al menos animarse a hacerlo».

Publicidad

La violencia es, en su opinión, «una plaga que se visibiliza cada vez más en la sociedad a todos los niveles. Pero, afortunadamente, la gente cada vez está más concienciada. Antes, una agresión en un campo de fútbol se veía como algo cotidiano. Ahora, en cambio, cada vez tiene más repercusión. Es gracias a la educación social. La gente ya sabe que eso no está bien. Hay que erradicar esos comportamientos en cualquier ámbito».

El peligro está ahí «porque los chavales aprenden muy rápido, tanto lo bueno como lo malo. Son como esponjas. Hay que potenciar los aspectos positivos. Y hablar con ellos de manera natural, invitarles a la reflexión. Que se pregunten a sí mismos ¿por qué lo hago?, ¿qué gano con ello? Esa es una manera de generar una conciencia crítica para que ellos tengan su propia opinión de las cosas».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad