Pekín 2022, a la vuelta de la esquina

Gipuzkoa, fiel a su larga tradición olímpica, volverá a tener deportistas en Pekín. El snowboarder Lucas Eguibar (San Sebastián, 1994) será la gran baza en busca de la medalla que le falta en su extenso y prolífico currículum; el esquiador de fondo Imanol Rojo (Tolosa, 1990) tratará de hacer valer su dilatada experiencia para dar continuidad a los buenos resultados obtenidos en el Mundial celebrado en febrero, y todavía podría haber un tercero si el snowboarder Álvaro Romero (San Sebastián, 2003) logra colocarse entre los treinta primeros del ránking de la Copa del Mundo que arranca en dos semanas.

En un caso y otro, en poco más de dos meses se concretará quiénes toman parte en estos Juegos. Serán los terceros consecutivos para Eguibar y Rojo, y sería el estreno olímpico de Romero. Los tres representan la misma cifra de participantes que en la edición precedente en Pyeongchang, donde a Eguibar y Rojo se sumó el patinador colombiano Felipe Montoya, que llegó a Donostia con su familia cuando tenía ocho años de edad y se forjó en el club Txuri Berri.

También hubo tres en Sochi 2014, donde el ya retirado esquiador Paúl de la Cuesta acompañó entonces a Eguibar y Rojo. Pese a esta reciente afluencia, la trayectoria guipuzcoana en los Juegos Olímpicos de Invierno no se inició hasta 1992, cuando la esquiadora donostiarra Silvia Rincón abrió la vía en Albertville (Francia).

Ganador en 2015 del Globo de Cristal que premia al más regular de la Copa del Mundo, campeón mundial este año y dos veces olímpico, en Sochi 2014 (7º) y en Pyeongchang 2018 (33º), Eguibar no se esconde: «Quiero una medalla olímpica», asegura.

El problema es el de siempre en su disciplina: siempre hay que tener una pizca de suerte para no ser arrollado por otro rival en un circuito de curvas peraltadas, saltos y rectas en el que todos buscan lo mismo. «Es una lotería, hay que tener el día, pero hay más posibilidades de tocar medalla si uno se prepara bien. En esas estoy».

Eguibar tiene nuevo entrenador (Mario Fuchs), nuevo 'skiman' (Marco Mijic) y nueva firma de tablas (Apex) a los que se ha adaptado «a las mil maravillas» para compensar los pocos días de nieve con los que va a llegar al arranque de la competición debido a que no remiten los problemas en la espalda que le acompañan desde hace tiempo. «Suelo llegar con 45 días de entrenamiento en nieve y esta vez solo van a ser cinco. He tenido que alterar los planes de trabajo para no cargar mucho la espalda y la idea es ir progresando en la Copa del Mundo con el objetivo de estar en plenas facultades en los Juegos. Puede ser un buen año», dice.

Para él y para Romero, la Copa del Mundo arranca el día 26 de este mes en la misma pista de Zhangijakou que acogerá la cita olímpica. Esa y otras cuatro pruebas más (en Austria, dos en Italia y en Rusia) establecerán el corte para Pekín 2022. Deberán estar dentro de los treinta primeros clasificados de la Copa del Mundo en ese momento y tener como mínimo 100 puntos FIS. «Está difícil, pero lo voy a pelear al máximo», proclama Romero.

A este donostiarra de 18 años le avala su trayectoria en categoría júnior –bronce en los Mundiales de este año, quinto en la Copa de Europa en Isola 2000 (Francia) y un triunfo en la prueba FIS disputada en Reiteralm (Austria)–. «La incógnita es cómo voy a responder en mi primer año sénior en la Copa del Mundo. Desde luego lo voy a pelear al máximo porque el premio de los Juegos es goloso», asegura.

Hace menos de un mes Romero se rompió el escafoides de su muñeca izquierda en un entrenamiento. «Me han hecho una férula especial para poder entrenar y competir y no voy a parar», advierte. Quiere creer que el calendario antes de los Juegos le puede ayudar en el intento porque «la prueba de Rusia se celebra en la misma pista en la que quedé tercero en el Mundial júnior» y un buen resultado ahí podría ser definitivo.

Imanol Rojo empieza a competir a finales de este mes y prácticamente cada semana hasta los Juegos va a tener alguna prueba de 15 ó 30 kilómetros en esquí de fondo. «La pretemporada ha ido bien, me siento fuerte y estoy deseando probarme», confiesa. El tolosarra puede presumir de haber estado en dos Juegos Olímpicos de Invierno (Sochi 2014 y Pyeongchang 2018) y acumular decenas de participaciones en Mundiales, Copas del Mundo y Copas de Europa. Viene de cuajar su mejor invierno en años. En diciembre de 2020 se llevó la carrera de los 15 kilómetros estilo clásico de Formazza (Italia), correspondiente a la Copa de Europa. Lo hizo con contundencia.

En febrero de este año se colocó bien en los Mundiales celebrados en Alemania. En la prueba de skiathlon de 30 kilómetros, combinando 15 kilómetros en estilo clásico más otros 15 en estilo libre, acabó en la 19ª posición, el mejor puesto logrado en unos campeonatos mundiales.

En los 15 kilómetros en estilo libre logró un destacado puesto 33, y en la prueba estelar que cerraba los campeonatos de 50 kilómetros estilo clásico se mantuvo en el grupo de cabeza para entrar en meta en el puesto 18, tras más de dos horas de carrera. «Es difícil adelantar cuál puede ser un buen resultado en los Juegos. Por de pronto países con larga tradición se presentan con menos competidores que en cualquier Copa del Mundo así que por qué no colarme entre los veinte primeros, incluso entre los diez en un buen día», reflexiona.