Iñigo Peña quería más que un diploma

Previo a su segunda participación, el zumaiarra aludía a que «en los Juegos de Río fui quinto, mi objetivo es mejorar y el cuarto es un puesto que no me gusta». Pero no pudo ser.

La competición del K-2 1.000 metros había dispuesto series clasificatorias y repesca en cuartos de final para el primer día y semifinal y final para el segundo. La pareja vasco-manchega empezó ganando su serie y se quitó una regata, ahorrando fuerzas para el día decisivo.

Llegar frescos a la final era prioritario para los participantes y, por ello, Peña-Cubelos no apretaron a fondo el acelerador en la semifinal, ocupando la cuarta posición, última que clasificaba. No peligró el pase a la final, pero sí obligó a remar por la calle ocho, una de las exteriores.

Aunque Peña y Cubelos aseguran que ellos hacen su regata y que no necesitan referencias, no era buena señal ir por la calle ocho y tener a la favorita Alemania y a la ganadora Australia en los carriles cuatro y cinco, lejos de su vista. Por la siete iba China, de cuya peligrosidad ya había advertido Peña en los días previos a la competición y que estaba siendo la revelación hasta ese momento. Pero los asiáticos no mantuvieron el nivel y se perdió cualquier referencia posible.

Como es habitual, la embarcación española pensaba ir de menos a más. Es en la segunda mitad de la regata, sobre todo en los últimos 200-250 metros, donde Peña y Cubelos meten el turbo y remontan posiciones. Por eso, los tiempos de referencia al paso por los 250 y 500 metros no debían asustar. 1.20 perdido con el primero en el primer crono y 3.08 en el segundo, con los puestos de podio a menos de dos segundos y el as del final explosivo guardado en la manga.

Hasta ahí todo había ido más o menos normal, pero después no llegó la esperada reacción. El zumaiarra y el talaverano seguían con casi idénticas referencias en el paso por los 750 metros (3.00 con la cabeza de regata y menos de dos segundos respecto al podio), con la mala noticia de que empezaban a quedarse sin tiempo para poder remontar.

Peña y Cubelos apenas pudieron remontar una posición en los metros finales, superando a Bielorrusia, y entraron en una ingrata sexta posición, a sesenta milésimas del quinto, Nueva Zelanda.

Por delante, Alemania no pudo confirmar su favoritismo y se tuvo que conformar con la medalla de plata. Max Hoff y Jacob Schopf, vigentes campeones del mundo –y en la anterior edición Hoff ganó con otro compañero–, se vieron sorprendidos por los australianos Jean Van der Weshuyzen y Thomas Green. Sorprendidos, relativamente. Y es que los teutones eran claros favoritos en estos Juegos Olímpicos pero los australianos han tenido una actuación para enmarcar. Empezaron con récord olímpico en la serie clasificatoria, siguieron ganando su semifinal y acabaron imponiéndose en la gran final después de llevar en todo momento la cabeza de la regata. En tercera posición quedó la República Checa, con Josef Dostal y Radek Stouf, que remaron por la calle uno.

Iñigo Peña y Paco Cubelos tomarán esta noche el avión de regreso y, tras escala en Dubai, aterrizarán mañana por la tarde en Madrid. El zumaiarra tiene previsto llegar el domingo a su localidad natal, donde podrá descansar tras este largo ciclo olímpico de cinco años que acaba con un premio menor al esperado, pero igualmente premio.