Pablo Laso: «Personalmente, estoy muy orgulloso de haber entrenado a aquel equipo»
Doce años después, Pablo Laso rememora de forma milimétrica la temporada y la final four que devolvieron al Gipuzkoa Basket a la ACB
Cáceres y Extremadura, tierra de conquistadores. Desde Pizarro a Núñez de Balboa, pasando por Orellana y Hernán Cortés, todos ellos forjaron su historia en ... el Nuevo Mundo. El Gipuzkoa Basket hizo a la inversa y conquistó la capital extremeña hace justo hoy doce años. «Guardo recuerdos muy buenos de un año complicado en una liga igualadísima», dice desde el otro lado del teléfono Pablo Laso, guía y arquitecto de aquel equipo.
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El gasteiztarra recita milimétricamente pasajes de aquella final four a la que su equipo llegó bien porque «no conseguimos el ascenso directo y los últimos 40-45 días nuestra mente estaba en llegar bien al play-off y a la final four».
Laso recuerda el comportamiento de sus jugadores, que «estuvieron a muy buen nivel. Fuimos capaces de ganar al equipo más en forma en aquel momento, que era el Breogán, y al día siguiente al Tenerife, que llegó a la final un poco como 'tapado'». El equipo presidido entonces por Miguel Santos conseguía así su segundo ascenso en tres años, de forma muy diferente al primero. Pero las sensaciones, como señala el extécnico del GBC, fueron excelentes. «Acabé muy contento por el año en todos los aspectos: jugadores, club y sobre todo por la afición de Donostia».
«Para mí era primordial que los chicos tuvieran confianza y supieran que lo iban a hacer bien»
FINAL FOUR
El entrenador gasteiztarra, que atiende la llamada de EL DIARIO VASCO desde su cuartel general en Valdebebas, rememora que «llevamos al equipo muy preparado, y lo que más me importaba era justo eso. Lo he hablado con Lolo (Encinas) muchas veces. Otros igual pensaban en jugadores o rivales, pero nosotros intentábamos transmitir que estábamos bien».
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Laso, con 19 títulos de primer nivel bajo el brazo, habla del éxito en su primera final four hace doce años. «Obviamente, preparas el partido, claro, pero el trabajo durante el año estaba enfocado a llegar bien, y los chicos estaban convencidos de eso y tenían confianza. Para mí es primordial».
«Bully, sal y disfruta»
Entre bromas, Laso explica la dificultad que entrañó encontrar una foto de la celebración. «No me extraña que no hayas encontrado», comenta entre risas el actual entrenador del Real Madrid. «¿Sabes cómo fue el final en Cáceres? Lo primero, que nadie dude de que yo estaba encantado y muy feliz por el ascenso. Terminó el partido y me fui al vestuario. Bully (delegado por aquel entonces) me seguía. Me preguntó a dónde iba y le dije que al vestuario. Me respondió que tenía la llave, abrió y me dejó dentro. Le dije que saliera fuera a celebrar y a saltar». Laso tiene claro que esos momentos post partido son «para los jugadores y la afición que tanto ha sufrido. A mí, por así decirlo, me gusta dar un paso al lado».
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Esa temporada 2007/08, el Bruesa GBC fue un equipazo dentro de una liga donde, por ejemplo, Alain Digbeu, internacional con Francia, jugaba en Alicante; Paolo Quinteros, en Zaragoza; Brad Oleson, en Rosalía; y Serge Ibaka, en Hospitalet. «Era una liga durísima con Alicante, Breogán o Zaragoza. Había muchos equipos muy potentes, pero recuerdo las primeras palabras con Miguel Santos cuando llegué: 'Tenemos que ser competitivos, estar arriba y luego subir o no subir será un premio al final'», cuenta Laso.
«En las primeras conversaciones con Miguel Santos me dijo que quería un equipo competitivo»
ESTILO
Sobre el camino hacia el ascenso dice que «llegamos a autopresionarnos lo suficiente para saber que no nos conformábamos con estar arriba, sino que queríamos ascender y hacer un buen trabajo. Personalmente, me siento muy orgulloso de haber entrenado a ese equipo».
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Pablo Laso permaneció cuatro años al frente del Gipuzkoa Basket y es el único entrenador que no ha descendido de la ACB. Fue quien fichó a Andy Panko, posiblemente el jugador que ha dejado la huella más grande en la ciudad. «Te voy a contar una cosa. Andy no era nuestra primera opción», desvela el gasteiztarra. «Nuestra idea era contratar a otros jugadores americanos, pero no pudimos. Recuerdo una comida con Germán y Miguel como si hubiera sido ayer. Les dije que deberíamos esperar, aunque fuera un riesgo. Y mira, esperamos y pudimos fichar a dos cracks: Panko y Hopkins. Nos salió bien», dice entre risas.
Doce años después, con dos Euroligas, cinco Ligas y seis Copas bajo el brazo, Pablo Laso se acuerda del primer paso antes de subir hasta el cielo baloncestístico.
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