La Superliga, ¿una posibilidad para la Real?

Por ahora no hay nada, solo castillos en el aire. Es solo una posibilidad. Remota, por el momento. Eso sí, algo se mueve. La Superliga quiere reemplazar a la Champions y apostar por un nuevo torneo no tan elitista en el que la Real, que todavía no tiene constancia de nada en la planta noble de Anoeta, podría tener cabida en el mejor de los casos si saliera adelante la propuesta por su coeficiente UEFA. Para que se concretara esa posibilidad, habría mucho camino por recorrer, mucho que hablar y convencer a dirigentes como el presidente de LaLiga, Javier Tebas, con el que la Real está alineado. Tener en cuenta los méritos deportivos y no hacer de la Superliga una liga cerrada es lo que defiende Tebas.

Al menos es lo que se puede extraer del nuevo discurso de una competición que en abril de 2021 generó un rechazo casi generalizado. La idea sigue siendo la de poner patas arriba el fútbol mundial pero reorientando este proyecto en el que ahora parecen tener cabida más actores que en su versión anterior. El nuevo formato sería más inclusivo, abriría las puertas no solo a más clubes, sino también a más ligas. Eso sí, todo queda a expensas del marco jurídico: en las próximas semanas el Tribunal de Justicia de la Unión Europea emitirá la sentencia que dirime si la UEFA y la FIFA incurren en abuso de posición de dominio como organizadores de las competiciones internacionales.

Real Madrid, Barcelona y Juventus es el trío que impulsa esta nueva interpretación realizada por la empresa A22 Sportsmanagent. El CEO Bernd Reichart es el encargado de elaborar un decálogo de nuevas reglas: un ecosistema abierto, menos elitista que el inicial, y en el que tendrían cabida entre 60 y 80 equipos repartidos en divisiones que disputarían un mínimo de 14 partidos. En la actual Champions solo los finalistas terminan jugando 13 encuentros.

La competición apostará por un torneo abierto, con ascensos y descensos en varias divisiones, que permita una distribución sostenible de ingresos a lo largo de la 'pirámide del fútbol' y cuya participación cada temporada se basará en el mérito deportivo. Este cambio entra dentro de la intención de crear nuevos formatos, «con partidos emocionantes de principio a fin que sean atractivos para las generaciones más jóvenes», expone Reichart.

En tercer lugar, la organización destaca que se debe mejorar la competitividad con «recursos estables y sostenibles». A su parecer, mejorar la competitividad de los clubes europeas requiere de un mayor reparto de recursos para toda la pirámide y normas de sostenibilidad financiera. «Un mejor y más atractivo formato de competición generaría recursos adicionales, y la estabilidad financiera de los clubes se incrementaría notablemente si se les garantiza un mínimo de catorce partidos».

«La salud de los jugadores debe ser un componente clave para determinar el número de partidos de cada año», realza el texto en un cuarto punto en el que hace hincapié en que el número de jornadas de competición europea no debería aumentar con respecto a los calendarios actuales. La agencia apuesta por competiciones gobernadas por los clubes con normas de sostenibilidad financieras transparentes como los salarios regulados y manda un recado a clubes como el Manchester City o PSG: «Se establecerán reglas financieras que impidan gastar más de lo que se genera. Hay un recalentamiento del sistema económico europeo, motivado por la inyección de capital externo, que impide que muchos clubes sean competitivos».

En el penúltimo punto sobresale una de las pocas propuestas vigentes del primer anuncio de la Superliga: «La contribución de un mínimo de 400 millones de euros anuales destinados a solidaridad, clubes que no participen en la competición y causas sociales».

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