Cuando no se puede ganar, un empate no es mal botín

Los aficionados presentes en el Stadium Gal no tuvieron mucho que echarse a la boca durante la primera mitad. Ninguno de los conjuntos pareció dispuesto a arriesgar demasiado en un tramo inicial en el que las ocasiones brillaron por su ausencia. A los irundarras les costó generar juego por dentro y sólo pudieron inquietar a los charros con un par de centros que llevaron la firma de Aitor Seguín.

El caudal ofensivo de Unionistas tampoco fue para echar cohetes y se limitó a un cabezazo de Román antes del cuarto de hora que salió varios metros por encima de la portería de Irazustabarrena.

El panorama no cambió demasiado en los minutos que precedieron al descanso. Hubo que esperar hasta el tiempo de prolongación para ver a uno de los dos guardametas ensuciarse los guantes. Justo antes de que el colegiado Muñoz Piedra decretase el final del primer acto, Nacho Sánchez probó fortuna con un disparo lejano que Salva atajó sin demasiados apuros.

El cancerbero de Unionistas tuvo que volver a intervenir tras el paso por vestuarios, esta vez sí con verdadero peligro. Un centro de Seguín se acabó envenenando tanto que estuvo a punto de inaugurar el marcador. El extremo eibartarra lo volvió a intentar instantes después en el saque de una falta que obligó de nuevo a lucirse a Salva.

El choque se desniveló en el minuto 74, cuando el trencilla castigó un leve empujón de Beobide a Ramiro con penalti. Nespral tomó la responsabilidad y con algo de suspense, batió a Irazustabarrena con un lanzamiento que tocó en el larguero antes de besar la red.

Cuando lo normal hubiese sido ponerse nervioso por la premura del resultado, los fronterizos encontraron la calma para bajar el balón al piso, tirar de paciencia y lograr la igualada. Fue con una de esas jugadas que en la pizarra siempre salen pero que en la realidad cuesta ejecutar.

Kijera conectó con Kun en banda izquierda y el búlgaro puso un centro perfecto al segundo palo para la llegada de Beobide, que solamente tuvo que empujarla. Justicia divina para el azpeitiarra, que unos momentos antes había sido el autor de la pena máxima.

Tras el 1-1, el Real Unión dio un paso atrás pero Irazusta no tuvo que intervenir. Los fronterizos conservaron un botín que a esas alturas se antojaba positivo por la envergadura del rival y por el guion del encuentro.