No voy a perder ni un segundo en decir lo que no debería suceder nunca en torno a un evento deportivo, ni tan siquiera voy ... a mencionar, ni a señalar, a quienes deberían y podrían evitarlo, si realmente hiciesen lo que deberían. Pretendo, en cambio, adentrarme ligeramente en el análisis del origen mismo de la violencia y trataré de sugerir, para a quien pueda interesar, la que en mi opinión es la única cosa que un ciudadano de a pie puede hacer ante la misma.
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Creo firmemente que la violencia, en su infinidad de formas y manifestaciones, en esencia emana de la discapacidad. Responda a una discapacidad emocional individual o brote de una discapacidad borreguil de rebaño. Siempre proviene de las carencias de quien la genera. Estas pueden ser de muchas formas: carencias emocionales que afloran producto de la convivencia; carencias intelectuales que exponen indefenso al individuo a la información tóxica prefabricada para 'la masa'; carencias sociales que pueden llegar a hacer pensar a alguien que su patria, su manada, su bando o su banda necesitan que él los salve... En definitiva, la violencia puede manifestarse de mil maneras y se puede clasificar en diferentes subgrupos, pero en su origen siempre subyace una discapacidad. La incapacidad del individuo de reconocer y de controlar emociones naturales como el miedo o la vergüenza, y que, en lugar de afrontarlas y trabajar en ellas, las oculta convertidas en complejos, tras una coraza de agresividad que escapa a su propio control y le presta una sensación de euforia adictiva tan pasajera como corrosiva. Según esta definición, un violento es un humano defectuoso, enfermo y adicto.
Como ya he dicho que me reservo hablar de quién y de qué deberían hacer al respecto para tratar de evitarlo y, sobre todo, para proteger al resto, me dirigiré directamente a ese indefenso resto, ofreciéndole las que yo creo que son las únicas acciones efectivas posibles ante la violencia. En primer lugar, tratar de evitarla sin mayores pretensiones. Salvo en situaciones de fuerza mayor, alejarse es casi siempre la mejor opción. Aunque uno sienta curiosidad o la tentación de intervenir para ayudar, no sumar mas individuos al tumulto es una gran contribución silenciosa.
Desde ahí, concentrarse en ayudar solo a los más cercanos. Sin difuminarse tratando de arreglarlo todo, reivindicando a gritos lo que debería ser, o tratando de salvar el mundo entero, ayudar al de al lado y estar disponible para quien necesite ayuda en el propio círculo de influencia, es lo más efectivo.
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Y, por último, trabajar para no ser nunca tú el generador de violencia. Deja las grandes soluciones de los grandes problemas para quien corresponda y céntrate en ser siempre gota de la piscina correcta. Lo que en algunos chiflados se manifiesta de manera evidente, ostensible e incluso grotesca, puede anidar también en todos nosotros de manera sibilina.
Cuida de tus emociones y de los sentimientos que estas te provocan. Sé y manténte consciente de tu propio comportamiento, sobre todo cuando sientes que algo te afecta. Sé responsable y trabaja tu autocontrol. Y actúa con calma y templanza, sobre todo en la tormenta.
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