«Diego, ¿unas preguntas?»
En su último viaje a Donostia, Maradona atendió con amabilidad y sin filtros a los periodistas que esperábamos en el hotel
«Aita, quién es Maradona». Esa fue la pregunta que me lanzó a bocajarro en la tarde del miércoles mi hija, de 13 años, que ... siempre ha visto el fútbol desde la distancia. Enseguida me di cuenta que la noticia de la muerte súbita del astro argentino estaba conmoviendo a todo el planeta, incluido el mismísimo 'Tik Tok', en el que los adolescentes observan alucinados estos días cómo la imagen de un futbolista de la década de los 80 se erigía en indiscutible protagonista con toda una interminable colección de vídeos, con toda una suerte de míticos goles.
No dudé ni un segundo en responderle a mi hija. 'Ha sido el mejor jugador del mundo de toda la historia'. Y a renglón seguido aproveché la ocasión para recordarle que estuve con él, frente a frente, en una improvisada rueda de prensa que hicimos varios periodistas que aguardábamos en el vestíbulo del hotel Costa Vasca. Aquella noche llegó en el autobús del Sevilla Club de Fútbol, equipo que lo fichó en 1992 gracias a Carlos Bilardo, que dirigió en el banquillo aquella Argentina campeona. Han pasado 28 años. Y aunque la espera se hizo larga, volví a la redacción exultante de haber estado delante del 'astro argentino', del 'Pelusa', y de haberle hecho varias preguntas. Me respondió aquel jugador que ante Inglaterra sacó a relucir su mano celestial o el mismo que cosió en aquel mismo partido el balón a su bota para marcar un gol fabricado desde más allá de medio campo. Lo nunca visto.
Eran otros tiempos. En aquella época los periodistas no entrábamos al vestuario, pero casi. Esperábamos en la puerta de aquel vetusto túnel de Atotxa y podías hacer las entrevistas que quisieras sin apenas filtros. La cercanía era tal con el jugador que cuando lo cuentas ahora a los actuales informadores deportivos se restriegan los ojos de incredulidad. El encuentro con Maradona fue de esa guisa, muy de andar por casa y sin protocolos. Los pocos informadores que estábamos esa noche haciendo guardia nos acercamos al jugador argentino y le espetamos: 'Diego, ¿unas preguntas?'. La respuesta fue un sí complaciente y amable, pero confieso que durante décimas de segundo todos apretamos los dientes ante la incertidumbre de que reaccionara de manera histriónica y nos mandara a casa con cajas destempladas. No fue así. Contestó con amabilidad a unas cuantas preguntas y terminó diciendo que le gustaba San Sebastián y que la Real era un equipo difícil de ganar en Atotxa. Y así fue. Genio y figura.
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