Etapa aburrida con desenlace inesperado. El checo Bittner ya había ganado en la Vuelta a Burgos, pero este triunfo significa que da un gran salto ... de calidad. No voy a hacer ninguna crítica por cómo fue el desarrollo de la etapa, que luego siempre le sienta mal a alguien. Me voy a centrar en explicar cómo afrontaba yo este tipo de situaciones como director deportivo.
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Al frente del equipo Euskadi-Murias conseguimos ganar dos etapas de la Vuelta a España en dos participaciones y estuvimos cerca de lograr alguna más. Preparábamos mucho la carrera y descartábamos las etapas como la de ayer.
El organizador quiere que los equipos pequeños se metan en esta pelea para que le sujeten la carrera. Nosotros desperdiciábamos estas glorias banales o a lo sumo reservábamos a un corredor para estas situaciones. Guardábamos fuerzas para otras jornadas donde en la escapada solo lo teníamos casi imposible, asumíamos ese riesgo. Y nos salió bien.
Cuando cumples el papel encomendado, todos son elogios por parte del organizador y de los equipos World Tour, que siempre te felicitan. Esos aplausos se convierten en disgusto y envidia cuando ganas. Que el pobre quede delante tuyo no gusta al rico, pero el público sí supo valorar nuestras actuaciones. Esos logros en la Vuelta a España se encuentran entre mis mayores satisfacciones como director.
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Esto no debe entenderse como una crítica a lo que hicieron ayer Euskaltel y Kern Pharma, todo lo contrario. Fueron valientes e hicieron lo que tenían que hacer, como también nos tocaba hacer a nosotros. En todo caso, a los equipos World Tour, a los que su grandeza les impide pelear en estas etapas. También influye el recorrido. Una etapa así está bien, pero tantas seguidas no ayudan.
Hoy se acaba el aburrimiento. Las fuerzas están intactas y la escapada será de calidad. No me extrañaría que Van Aert ganase desde la fuga.
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