Los dos hermanos dieron un recital. El trabajo que hizo Gorka para la victoria de Ion fue extraordinario. ¡Vaya día de los Izagirre!
Pudimos disfrutar ... de una gran victoria. Una etapa de la Vuelta a España y no una cualquiera ni conseguida de cualquier manera. Es un triunfo importante, de los que dejan huella.
La etapa fue un descontrol total. No fue sencilla de seguir por la televisión. Con la lluvia y todo el mundo con los chubasqueros, no era fácil ver quién era quién. A Ion Izagirre, con la que estaba cayendo, en cambio, no había problemas para reconocerle, solo con el maillot y con el dorsal bien a la vista. A Carapaz, aunque costó encontrarle, se le identifica bien por ese pedaleo tan característico que tiene.
Se vio que Roglic es humano y los demás se crecieron. Le empezaron a atacar por todos los lados y la unica opción que le quedó era intentar perder lo menos posible. Se sabía desde el principio que su rival número uno era Carapaz, y ayer lo demostró.
Es increíble que a falta de tres líderes –Froome está en la carrera pero se limita a ir ahí–, el Ineos tras conseguir el Giro ahora tenga el objetivo claro de imponerse en la Vuelta. Qué manera de enderezar una temporada.
Carapaz me recuerda al ciclista que ganó el Giro del año pasado, con aquellas arrancadas que nadie podía seguir. Creo que está a aquel mismo nivel. Altísimo. Tengo mucho respeto a Roglic, pero el ecuatoriano es un hueso duro de roer.
La Vuelta no se terminó ayer, ni mucho menos. Pero los rivales han visto a un líder con problemas y se crecen. Su equipo tampoco está como en el Tour. En Francia eran como máquinas y aquí no se ve esa maquinaria. Movistar está obligado a moverse. Tiene que intentar sacarle provecho.
No quiero terminar sin felicitar a Pello Bilbao por su Giro. Pero tengo que destacar a Almeida, un corredor con un futuro brillante.
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