Ayuso manejó a la perfección la fuga y batió con facilidad al sprint a Javi Romo a escasos metros del apartamento en el que vivió dos veranos. AFP
Vuelta a España

Ayuso entra primero a su redil cántabro

El alicantino logra en Los Corrales de Buelna, donde pasó dos veranos, su segunda victoria en una Vuelta que recupera la calma antes del Angliru

Iván Benito

Viernes, 5 de septiembre 2025, 02:00

El circo ambulante de La Vuelta sigue su camino, con banderas palestinas aquí y allá, gritos de «Netanyahu asesino» en la salida de Laredo pero ... una jornada tranquila. Sin más anomalías que una fuga de 52 ciclistas, manejada a la perfección por Juan Ayuso a través de las carreteras cántabras. Las conoce bien. Por Los Corrales de Buelna y sus alrededores pasó varios veranos de su vida trashumante. Nació en Barcelona y ha vivido en Atlanta, Madrid, Jávea, Bérgamo y ahora en Andorra. Pero también siente el Besaya como suyo. Esa comarca repleta de riachuelos, laderas verdes y riscos. «No soy de aquí, pero le tengo mucho cariño». El feliz redil de un gallo que lleva dos victorias de etapa pese a estar enemistado con su equipo. «A mí me gusta hablar con las piernas», dijo en la meta.

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A 500 metros está el apartamento en el que se cobijó entre 2019 y 2020. Estuvo con su padre, Javier, economista y preparador físico y codirector del equipo ciclista de Besaya. Pulió el diamante a base de entrenamientos y viajes para ver la carreras y conseguir botellines y autógrafos. También hacía de agente hasta que se complicó su situación en el UAE. Su madre, Susana, se funde con su niño de 22 años en un abrazo tras la victoria.

Ayuso ganó la etapa en la que también lució Cantabria. Lástima que no hiciera gala a su eslogan comercial. Infinita. La jornada tenía límite, 144 kilómetros, con el mar azulado al fondo y dos puertos: el histórico alto de Alisas y su roquedal, santuario del cicloturismo, y la durísima Collada de Brenes, desperdiciada por los favoritos. Todos optaron por reservar y tomárselo con calma. Desde su cima, un descenso de vértigo, algún repecho y tramo fácil hasta Los Corrales. Propicia para las escapadas.

Y a eso que fueron algunos clásicos ya de esta ronda, como Joel Nicolau. El catalán se fugaba ya en los primeros días, cuando hacerlo parecía una causa perdida. Ahora todos quieren ir con él. Entre ellos, Ayuso, Soler, Buitrago, Fortunato, los alaveses Mikel Landa y Markel Beloki, de los más fuertes cuesta arriba, Molard, Rolland, Javi Romo, Campenaerts, Bernard, Kwiatkowski, Castrillo, Küng, Denz y Pedersen. 52 en total y ningún Israel. «Vamos a intentar meternos en el medio del pelotón para pasar desapercibidos», les pidió su director Óscar Guerrero durante la salida neutralizada. Al resguardo del grupo.

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Guernalec, Hessmann, Pickering, Rolland, Shaw y Sheffield empezaron con ventaja la Collada de Brenes. Pero enseguida dio el arreón cuesta arriba Marc Soler, para propulsar a Juan Ayuso. «Es una lástima que se vaya. Es un gran compañero», asegura el catalán. Se vació por él, recogieron al sexteto de cabeza y dejó al alicantino con unos metros de ventaja, que logró recortar el toledano Javi Romo, de 26 años.

El de Movistar es de Villafranca de los Caballeros. Un 'chelero' más. 'La Chela' regentaba una posada de la localidad. Era muy querida. De ahí el gentilicio. Ahora Romo vive en Albacete, tierra de viento. Lo tiene en contra desde que regresó de Australia, del Tour Down Under, con la mejor victoria de su carrera. Sufrió una contusión facial y luego una fractura en la cabeza del radio izquierdo. Pero es creyente. Siempre con una cruz colgada del cuello. También tiene fama de glotón. Corrió en el Baqué y le encandilaron las hamburguesas del Mume, de Mungia. En esta Vuelta se está reencontrando consigo mismo. Tercero en Larra Belagua, segundo en Los Corrales de Buelna. No pudo con Ayuso, que le venció al sprint después de ponerle nervioso.

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Mientras subían La Collada, Ayuso y Romo tienen fuerzas para hablar. «Me decía que no iba a relevar, que me ganaba al sprint, jugaba conmigo porque me he visto en pocas así», reconoció Romo, que se quitó el pinganillo. Ayuso, por contra, escuchaba. Le hablaban sus directores, a los que acusó de tener montada una «dictadura». «Me han dicho que tenía que ponerle nervioso y jugar en los últimos kilómetros diciendo que yo ya tenía una etapa y tenía que apretar más si quería que llegáramos. No cooperar no es algo que disfrute, pero a veces tienes que hacerlo». Por detrás se les acercaba Rolland, con lo que Romo no quiso que menguaran las opciones del anhelado triunfo que persigue el Movistar. Pero fue Ayuso, más explosivo que el extriatleta, el que llegó el primero al redil. A Los Corrales.

Por San Mateo

El primer ayuntamiento del municipio del Besaya se constituyó durante el Trienio Liberal (1820-1823) bajo la denominación de San Mateo. Casi 200 años más tarde, un niño con ese mismo nombre se hizo amigo de Juan Ayuso. Le invitó a probar en la escuela de ciclismo de Jávea, a donde el alicantino llegó de casualidad. Su destino estaba en Asturias, pero no le dieron plaza en el colegio bilingüe al que sus padres querían llevarle con su hermana María, para que mantuvieran el inglés académico que se llevaron de Atlanta. Asi que pusieron rumbo al litoral mediterráneo.

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Pero fue en Los Corrales donde se hizo verdaderamente ciclista. En su etapa juvenil corrió para el Bathco, del Club Ciclista Besaya. En 2019 fue campeón de España en ruta. Y en 2020, al igual que en 2017, bicampeón. Así dio su gran salto. De Cantabria a Los Emiratos. La cárcel de oro en la que ha dicho sentirse para la que ha sumado 16 victorias en cuatro temporadas, una Itzulia, una Tirreno y un tercer puesto en La Vuelta.

En meta le recibe con un efusivo abrazo su fisio Paco Lluna. «Enhorabuena», le dice Marc Soler por la espalda. Ayuso se gira y le abraza. «Muchas gracias tío». «Gracias a él pude tener la carrera más o menos bajo control». A escasos metros, Romo mete la cabeza en el manillar. Le ha dado golpes mientras entraba en la meta. «Con rabia y jodido, del segundo nadie se acuerda», lamenta tras sufrir un percance en los metros finales: «He tenido un pequeño problema con el cambio, seguramente un error mío».

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Lejos, a seis minutos, llega el pelotón, que lo deja todo para este viernes y sábado. El Angliru y La Farrapona examinan a Vingegaard. Ayuso, por su parte, vuelve a ofrecerse para ayudar a Almeida. Aunque también piensa en «el Mundial» de Ruanda y en las vacaciones. «Me voy a ir con unos amigos muy cercanos que son de aquí». Su futuro parece escrito.

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