Cuando despertó, todavía estaba allí
La víspera del primer contacto con la alta montaña, Sagan recuerda que es un grande
Tras una campaña de clásicas problemática, en la que no se encontró a sí mismo, Peter Sagan (Bora) ha vuelto. Cuando despertó, todavía estaba allí. ... Lo supo él y se lo hizo saber a todo el pelotón del Tour de Francia en la meta de Colmar. Ganó el sprint con un alarde de técnica, con una gestión magistral de los últimos 500 metros, en los que rodó con esa suavidad de seda que solo tiene él para colocarse en el mejor sitio sin aparente esfuerzo, mientras a su alrededor se desata una tempestad de gritos, codazos, frenazos y recordatorios para la familia.
Se impuso con clase y, de paso, dio una lección al joven Wout Van Aert (Jumbo-Visma). La joya belga de 24 años aún debe de estar preguntándose cómo es posible que se le escapase la victoria. Tiene motivos para la reflexión, puesto que fue el más rápido en el sprint. Alcanzó los 68,3 kilómetros por hora... en vano.
Peter Sagan había perdido parte de su magia a ojos de un sector de la crítica, que no del público. La gente le sigue adorando. Al triple campeón del mundo se le había visto justo en primavera y con 29 años hubo quien pensó que sus mejores días ya habían pasado. Tuvo problemas de salud tras una concentración, a lo que su entorno y él achacaron el bajón. Por eso no terminó la campaña de clásicas y se refugió en California. Su jardín. Deportivo y comercial. Volvió a ganar una etapa de la Vuelta a California (suma 17 en su carrera). Vende bicis como rosquillas a los americanos. Volvió a Suiza y logró su primer triunfo del año en Europa (batió al sprint a Viviani) y se sintió preparado para el Tour de Francia.
No había bajado del quinto puesto en las etapas en línea: segundo en Bruselas, quinto en Épernay y cuarto en Nancy. Pero el Tour de Francia no había empezado bien para él. No tanto por perder la primera etapa por un tubular, sino por tener que correr con el maillot de su equipo, una vulgaridad. Hacía ocho que no se lo ponía. Cuatro de campeón de Eslovaquia, tres de campeón del mundo y el pasado, de nuevo de su país. Pero ya no. Tenía que ganar pronto y vestir el maillot verde del Tour de Francia, su maillot fetiche. Suyo sin excepción desde 2012 a 2016 y el año pasado.
Ya de verde, primero este miércoles. El dinosaurio todavía estaba ahí.
Es su victoria número doce en el Tour de Francia, clasificación que lidera en solitario tras deshacer el empate a once con André Greipel (Arkea), que también está en el Tour de Franciapero no parece cerca de los triunfos.
Sagan subió al podio con unas gafas gigantes donde se leía «primero, al 100%». Se da por hecho que llegará a París de verde.
Un kilómetro inédito
La etapa no dio para más. Los hombres de la general se marcaron con la mirada por si a alguien se le ocurría adelantar el zafarrancho de combate veinticuatro horas. Había dos puertos de segunda, Haut-Koenigsbourg y Trois-Épis, pero bastó con el marcaje con la mirada. No hizo falta salir a apretar ni a cerrar espacios. Las subidas limpiaron el grupo de sprinters puros y poco más.
Nadie quiso anticiparse a la etapa de este jueves, el contacto con la gran montaña en este Tour de Francia . Se llega a La Planche des Belles Filles, un puerto de verdad, de siete kilómetros al 8,7%. Tiene varias rampas por encima del 20% y una, al 24%. No habrá sitio más que para los aspirantes al maillot amarillo.
La subida presenta una novedad. Se añade un kilómetro de ascensión por una pista que ha sido asfaltada para la ocasión. Es un antiguo camino para montañeros que en invierno funciona como pista de esquí. Lleva a lo alto de la estación, a 1.140 metros.
A diferencia de lo sucedido en 2012 y 2017, la carrera no se presentará a pie de puerto tras un recorrido sin dificultades. Habrá seis subidas puntuables previas, dos de ellas de primera categoría, Le Markenstein y el Ballon de Alsacia. Aunque la trampa puede ser el 'segunda' inmediatamente anterior a la subida final. El Col des Chevrères tiene 3,5 kilómetros al 9,5% de media, con un kilómetro entero al 14,5% y rampas del 18%.
El primer puerto del Tour de Francia
El punto más destacado de la etapa, y de Los Vosgos, es el Ballon de Alsacia. Más que un clásico. Fue el primer puerto de montaña que subió el Tour de Francia, en 1905, en su tercera edición. Es una subida seria, de once kilómetros al 5,8% de media.
En un alarde de técnica, el eslovaco bate en Colmar a Van Aert, segundo pese a ser el más veloz en el sprint
El puerto final de este jueves, La Planche des Belles Filles, tiene un desnivel mediodel 8,7% y rampas del 24%
En ese tramo se van a concentrar las rampas de mayor dureza. Los últimos doscientos metros son por encima del 20% y picos del 24%, oficialmente, aunque el ordenador de algunos ciclistas que han reconocido ese tramo ha subido hasta el 28%. En todo caso, un final que obligará a los corredores a afinar con los desarrollos, para no quedarse cortos.
Es una subida de mucha entidad, suficiente para abrir diferencias significativas. Es un desafío para Geraint Thomas (Ineos), que llega al Tour sin haber podido competir en alta montaña. Su caída en la Vuelta a Suiza, que ganó su compañero Egan Bernal, le impidió probarse en ese terreno y la etapa de hoy le llega muy pronto.
Froome, Nibali, Aru y...
Chris Froome en 2012, Vincenzo Nibali en 2014 y Fabio Aru en 2017 son los ganadores de las tres etapas del Tour que han finalizado en la cima de La Planche del Belles Filles. La ronda gala llega por cuarta vez a este puerto de 7 kilómetros al 8,7% y rampas finales del 24%. Le preceden otras seis subidas, incluida la del Ballon de Alsacia.
El ganador del año pasado es toda una incógnita, aunque en realidad todos lo son, ya que nadie ha movido una ceja hasta ahora en este Tour. Los cinco segundos de ventaja de Bernal y Thibaut Pinot (Groupama) -que corre en casa, porque es de Mélisey, a veinte kilómetros de la meta de este jueves- en Épernay fueron una anécdota.
Se le ve bien al francés, a quien la llegada le va como anillo al dedo y no tiene secretos para él. El perfil de la carrera va a cambiar de forma radical. Se da por descontado que Julian Alaphilippe (Deceuninck) no podrá mantener el amarillo, y serán los equipos de la general los que asuman la responsabilidad, sobre todo el Ineos y el Astana. Lo más probable es que el Movistar juegue a la defensiva, como le manda su tradición, a la espera de la subida final.
Bonificaciones
Además de las bonificaciones en meta de todos los días, la etapa de este jueves es la segunda que incluye los denominados puntos bonus, con ocho, cinco y dos segundos. Estará situado en la cima del Col des Chevrères, el penúltimo.
Con las diferencias actuales de la general -las de la crono por equipos- lo que suceda hoy marcará el Tour de Francia hasta la contrarreloj de Pau.
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