El drama del descenso cambia los planes

Comienza agosto, la temporada ciclista entra en sus últimos dos meses y medio de competición y a todas las carreras habituales por estas fechas se suma un aliciente que este deporte nunca antes había tenido: la lucha por permanecer en el World Tour. En juego está seguir siendo parte del selecto grupo de los mejores dieciocho equipos del pelotón mundial o caer a la categoría Continental, con el riesgo que conlleva de no ser invitado a las carreras más prestigiosas del calendario y caer en el olvido.

Esta reforma de la UCI fue anunciada por su máximo dirigente David Lappartient en 2018 y echó a andar en enero de 2020, con el objetivo de que los dieciocho equipos que más puntos UCI consiguen en el trienio comprendido entre 2020, 2021 y 2022 tuvieran el derecho a renovar su licencia World Tour o, en el caso de los equipos Continental, inscribirse para acceder a ella. A pesar de que era algo ya conocido por los equipos, no ha sido hasta esta temporada, con el agua al cuello, cuando se han preocupado y han tratado de construir el calendario más productivo posible para acumular los puntos necesarios para salvar la categoría.

Esta última cuestión es importante porque cada tipo de carrera tiene su propia puntuación y correr solamente el World Tour, a menos que sea un equipo puntero, no garantiza mantener la categoría de manera holgada. Ayuso, por ejemplo, consiguió el domingo con su victoria en Getxo 125 puntos, cinco más que los correspondientes al ganador de una etapa en el Tour y veinticinco más que en el Giro y la Vuelta.

Actualmente hay dieciocho equipos World Tour, pero debido al buen rendimiento que el Alpecin de Mathieu van der Poel y el Arkea de Nairo Quintana, equipos Continental, han tenido los últimos años, hay dos equipos World Tour que van a descender y que dejarán de pertenecer a la élite por el derecho a entrar que se van a ganar los dos mencionados. Los dos descendidos virtuales son el Israel, con 12.684,66 puntos, y el Lotto, con 12.842. El Israel, a pesar de su buen Tour con dos etapas y tres terceros puestos, sumó 355 únicamente, 45 menos que los acumulados por Evenepoel en la Clásica San Sebastián.

El Movistar ha ido de más a menos en este trienio y las palabras de Gorka Izagirre el fin de semana alertaron de la crítica situación que vive la histórica estructura navarra, la más antigua del World Tour. «Se está complicando y veremos cómo vienen los acontecimientos. Solo nos queda unirnos, trabajar y remar todos juntos». Ubicado en la última plaza que da derecho a mantener la licencia, está 738 puntos por encima del Lotto Soudal, su principal amenaza.

¿Son muchos puntos? Es una distancia que no se recorta de la noche a la mañana, pero Unzué y compañía no tienen que estar nada tranquilos. Simon Yates, por ejemplo, sumó 404 puntos la semana pasada tras ganar la Clásica de Ordizia, la general y una etapa de la Vuelta a Castilla y León y ser sexto en la Clásica. La principal baza del Lotto es el velocista de 20 años Arnaud de Lie. Lleva siete victorias este curso y tiene su programa lleno de clásicas.

Con este escenario, las miradas se van a ampliar más allá de la Vuelta. El Movistar apostará por hacer una buena general con Enric Mas en la carrera de casa, donde se repartirán 850, 680, 575, 460 y 380 puntos a los cinco primeros. No estarán allí ni Cortina ni Aranburu, a la caza de puntos en las carreras de un día como las citas canadienses, la Clásica de Bretaña o las italianas en octubre. Ser noveno en Montreal o Quebec, un puesto factible para el ezkiotarra, da los mismos puntos que una etapa en la Vuelta, mucho más difícil de conseguir.

Sin embargo, no todos los ciclistas pueden aportar su granito de arena a la causa. Solamente los puntos de los diez mejores corredores de cada equipo cuentan para la suma, así que los 66 que Oier Lazkano consiguió en el Tour de Valonia no se plasman por ahora en la clasificación global del Movistar al no ser uno de los diez mejor colocados de la plantilla.

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