Davide Martinelli (Astana), de ciclista profesional a mensajero en bici

Pensaron que estaría bien poder entregar a domicilio medicamentos y alimentos a las personas mayores, especialmente. Y se puso manos a la obra. «A lo largo de los años he recibido mucho de mi comunidad, pero apenas he tenido la oportunidad de devolverles este apoyo debido a la vida que a menudo me lleva a estar lejos de casa».

El gran problema es que en Lodetto, de 1.500 habitantes, no hay ni farmacia ni tienda de alimentación, así que Martinelli pensó que sus piernas le daban la «oportunidad de hacerme útil y ayudar a las muchas personas que siempre me han apoyado a lo largo de los años, ayudando a quienes lo necesitan en este momento».

No tardó en recibir encargos: «Tuve el honor de poder ir a la farmacia a recoger medicamentos para una pareja de ancianos, en total 30 minutos y unos diez kilómetros, nada especial para un ciclista, pero cuando los entregué a su puerta, obviamente con las precauciones necesarias –máscara y guantes– sentí un agradecimiento que aún resuena en mi cabeza. Soy el hombre más feliz del mundo, el ciclismo es hermoso, todo es hermoso, pero ser útil para los demás no tiene precio», relata en 'Tuttobici'.

Martinelli, un buen corredor, tiene 26 años y solo dos victorias, sendas etapas en el Tour de la Provence y la Vuelta a Polonia de 2016, en el año de su debut en profesionales con el Quick-Step, formación que dejó tras finalizar la pasada campaña para recalar en el Astana. Martinelli es conocido de los aficionados guipuzcoanos, ya que en su etapa como aficionados era un habitual de la Vuelta al Bidasoa. Una edición la llegó a correr con el equipo Debabarrena eibartarra, cedido por el Colpack.