Cabestany, Delgado, Ayestaran, 20 años y... Azparren
Dos décadas después, la Clásica San Sebastián contará con un ciclista donostiarra, el cuarto en la historia de esta competición
La Clásica es la carrera que nos ha metido el gusanillo del ciclismo a los donostiarras. Es un sueño correrla. Me gustaría tenerla en el ... calendario todos los años». Lo dice Xabier Mikel Azparren (Donostia, 1999), ciclista del Euskaltel-Euskadi que pasado mañana participará en la prueba de casa. Ningún donostiarra ha corrido la Clásica desde 2001, cuando Imanol Ayestaran, en las filas del Relax, tuvo el honor. El anterior fue Pello Ruiz Cabestany, en 1994. En 1991 hizo de anfitrión Manolo Delgado.
«Estoy muy motivado desde que hace un mes, tras los campeonatos de España, me dijeron que iba a correrla. Es la carrera entre las carreras. La primera que he ido a ver en cuadrilla. Era un fijo en Jaizkibel y Miracruz con el anterior recorrido, y en Murgil los últimos años. Ahora estar entre los participantes es muy especial. Sí que ha sido un poco sorpresa porque es mi primer año como profesional y no es fácil acceder a una prueba World Tour».
Tenía uno y dos años cuando el anterior donostiarra corrió la Clásica. Imanol Ayestaran, hijo de ciclista –su padre Antxon llegó a correr como profesional y formó parte después de la organización de la propia carrera–, participó en 2000 y 2001, ambas con el equipo Relax, finalizando en los puestos 64º y 117º, respectivamente. Para encontrar al anterior local hay que remontarse hasta Pello Ruiz Cabestany en 1994, su último año como profesional. Compitió con el maillot de la Fundación Euskadi en la primera temporada de la aventura del equipo vasco. En veintisiete años, ningún donostiarra más ha optado a correr la Clásica en la formación de la casa. Azparren es el primero. El espíritu de aquel proyecto sigue vivo después de una trayectoria de altibajos que ha incluido una época dorada con victorias en las grandes y una posterior desaparición. En fase de resurgir, la Fundación hace ahora debutar a este donostiarra de 22 años.
No tendrá fácil Azparren repetir las participaciones de Pello, ni igualar sus resultados. «Tengo buena relación con él y hasta hemos salido a andar en bici juntos algún día», señala. En aquella edición de 1994 Cabestany fue séptimo en la meta del Boulevard tras meterse en el sprint de un grupo en el que solo le batieron Andrei Tchmil (Lotto) y Gianluca Bortolami (Mapei). Por delante había ganado en solitario Armand de las Cuevas (Castorama), y en medio se habían colado Lance Armstrong (Motorola), Stefano Della Santa (Mapei) y Vladimir Pulnikov (Carrera). Fue su mejor resultado en las ocho participaciones que tuvo. En 1987, la primera vez que la corría, acabó décimo con los colores del Caja Rural-Orbea. Ni en el Kas (1988), ni en la Once (1989 y 1990), ni en el Clas-Cajastur (1991), ni en el Gatorade (1992 y 1993) logró mejorar ese top10. Hasta ese 1994 en la Fundación Euskadi, su última vez.
Azparren no renuncia a los sueños. «La imagen idílica es la de llegar a meta tras un ataque en Murgil y cruzar en solitario La Concha y el centro, entre toda la gente. Paso por ahí todos los días». Bajando a la tierra, «este sábado un bonito objetivo sería rodar en la fuga ante los amigos y ganar a ser posible alguna clasificación intermedia». Viene en un buen momento tras ser noveno en L'Etoile d'Or después de quince días en Sierra Nevada. Tras la Clásica correrá la Artic Race noruega entre el 5 y el 8 de agosto, y está entre las dudas del equipo para la Vuelta.
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