Del Allerru a un ciclismo femenino que rompe barreras
Ane Santesteban no quiso olvidarse de Joane Somarriba, su referente, y mostró su satisfacción por haber sido «puente entre su generación y las nuevas promesas»
Hija de Nico Santesteban, buen ciclista amateur y alma mater del club Laguntasuna de Errenteria durante décadas, Ane Santesteban recordó este viernes sus primeras pedaladas ... con el maillot del Allerru de Lezo cuando tenía 9 años. Un cuarto de siglo después, quiso citar a Joane Somarriba, su referente y hoy embajadora del Laboral Kutxa. «Ha sido un privilegio compartir con ella estos dos últimos años y de poder haber sido puente entre su generación y las nuevas promesas».
Ese sentimiento de legado, de continuidad, está grabado a fuego en el ADN de las ciclistas, que a lo largo de su carrera han tenido que lidiar (y siguen lidiando) con dificultades que a sus compañeros de profesión ni se les pasan por la cabeza. La ausencia de referentes es una de ellas, y no menor. «Estuve tres años en el Debabarrena y dos en el Bizkaia. Vi que era el momento justo para dar el salto al extranjero. Si quieres correr con las mejores, tienes que salir fuera», explicó al fichar por el Ale Cipollini en 2014.
Además de competir al máximo nivel, uno de los objetivos de su carrera ha sido ser un referente para las que venían por detrás. «Le decía al aita que mi sueño sería terminar en un equipo de casa. Durante un montón de años hemos estado luchando para que lo hubiera, pero no lo había. Quería ser ciclista y me tuve que ir fuera a buscar un equipo profesional. Poder ver que este proyecto está creciendo así es un sueño». Obviamente, no es oro todo lo que reluce, pero el ciclismo que se encontró cuando empezó y el que deja no tienen nada que ver. Ella, con otras compañeras de la élite mundial, ha trabajado para ir rompiendo barreras en pos de una igualdad aún lejana pero hacia la que se avanza.
Su forma de afrontar la endometriosis y su decisión de hacerla pública también fue un aldabonazo. «Al principio pensé en no decirlo porque pensaba que era algo íntimo, personal, pero luego, con el tiempo, pensé que lo mejor era hacerlo público porque si todo el mundo hace como yo tenía pensado, no decir nada, sigue siendo un tabú. Creí que era mejor hablar por muchas cosas, por dar visibilidad y por si podía ayudar a otras mujeres que tuvieran lo mismo que yo».
«Tengo claro que me voy a retirar en este equipo y hacerlo en una carrera de casa sería mi sueño». Las palabras de Ane Santesteban en una entrevista en este periódico en noviembre de 2024, solo un mes después de que le diagnosticaran un quiste en el ovario y endometriosis, han acabado por resultar proféticas. En Eibar, ciudad santa del ciclismo vasco, dará sus últimas pedaladas.
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