Agur, precariedad
Casual Friday ·
Cuando Landa vistió a sus corredores de naranja, todo el mundo leía Euskaltel en el maillot, aunque no figuraba la marcaEl fin de la precariedad llega de la mano de la lógica brutal del mercado. La retirada de Euskaltel de su largo patrocinio del equipo ... de la Fundación Euskadi en 2013 abocó al ciclismo vasco a una durísima travesía del desierto, que parece que toca a su fin. Y lo hace de la mano de la misma firma, que no es la misma empresa. Euskaltel ya no es la telefónica vasca, sino que ha saltado a un mercado mucho más amplio, y en su accionariado hay fondos de inversión internacionales. Tampoco el ciclismo es el mismo, con un World Tour poco menos que inaccesible acaparado por equipos-estado que hacen crujir los huesos del esqueleto del viejo ciclismo.
Y al vasco le han crujido de lo lindo desde 2013. La desaparición del Euskaltel amenazó toda la estructura del ciclismo del país, que se quedaba sin referente arriba. El Euskadi-Murias recogió aquella bandera caída, la levantó y la paseó primero con dignidad y al final con brillantez por el mundo, siempre lidiando con la escasez de recursos y de apoyos. A finales de 2019 tuvo que cerrar. Afortunadamente, el nuevo Euskaltel-Euskadi va a poder seguir escribiendo la historia del ciclismo vasco en unas condiciones mucho mejores, lo que es una extraordinaria noticia.
La decisión de Mikel Landa de no dejar morir a la Fundación Euskadi termina por consolidarse con la recuperación del patrocinio de Euskaltel. Para la empresa, la operación es redonda. Nunca tuvo más repercusión ni mejor valor como marca que cuando patrocinó a aquel equipo. Hasta el punto de que cuando Mikel Landa decidió volver a vestir a sus corredores de naranja hace tres años todo el mundo leía en el maillot la palabra Euskaltel aunque no figuraba la marca. Pocas asociaciones estratégicas generan una identificación tan fuerte. Casi una simbiosis.
El Euskaltel-Euskadi vuelve, pero ni el equipo, ni la empresa, ni el ciclismo, ni el mundo son los mismos
Para este regreso, se han tenido que abrir unas cuantas puertas. No es lo mismo tocar puertas que abrirlas. El nuevo Euskaltel-Euskadi nace con todas las bendiciones. Con dinero y apoyos. Hasta 2023 avanzará en buena compañía, si termina por concretarse la salida del Tour de Francia de ese año en Bilbao con una generosa apuesta institucional. El plan cobra todo su sentido al proyectarlo a ese acontecimiento, que implicaría a todo el país con un desembolso importante. Un equipo vasco en competición es un ingrediente necesario para que la apuesta sea redonda.
Lo que no volverá es el gran Euskaltel. No alentó esa ilusión ayer Landa, con buen criterio. Es un equipo nuevo, un proyecto nuevo, un ciclismo nuevo y un mundo nuevo, pero los alicientes siguen siendo máximos. El ciclismo vasco nunca ha muerto, porque no le dejaron morir, pero ahora da un salto adelante. Agur, precariedad.
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