ONE MORE TIME
No recuerdo que el público de un estadio de atletismo haya demandado desde las gradas a una de sus estrellas que no se retire, que ... siga compitiendo. Eso sucedió en Londres tras la final de 100 metros. El One more time iba dirigido al gran derrotado pero un derrotado que es leyenda e ídolo de masas durante una década. Quizás los decibelios 'fanáticos' a favor de Bolt aumentaron al comprobar que el guión final era el peor de los soñados por esos aficionados que dan la espalda a los tramposos.
En este día 1 de la era postBolt, llegan los análisis. El primero pasa por admitir que la final la perdió el jamaicano. El vencedor corrió en 9.92, una marca de eliminatorias para el Bolt de otra época. Los estadounidenses Gatlin y Coleman no hicieron la carrera de su vida. No. Bolt fue quien hizo una mediocre competición. El jamaicano salió mal, como casi siempre. Remontó bien hasta los 70 metros, como siempre. Pero en el último tramo de recta, hubo gatillazo. La séptima velocidad se apagó esta vez. El Correcaminos «mic, mic» no tuvo a Acme de aliado y coyote se lo comió. ¿Solo un mal día? ¿El declive definitivo? ¿Habrá revancha en los mitines tras el Mundial con un recuperado Bolt imperial?
Lo cierto es que llega el invierno al atletismo. Hemos tenido demasiados veranos como para coger ahora sin un mal gesto la bufanda del armario. Lástima que la final del sábado no escenificara un cambio generacional en el joven Coleman, el subcampeón. Al contrario. Gatlin se coló en blanco y negro y regresamos al atletismo del pasado, o algo así. Gatlin es el villano de la era 'Antes de Bolt' y es duro saludarle de nuevo en 2017 cuando él ha cumplido 35 años.
Ha llegado el momento de honrar a uno de los grandísimos del deporte. Fue un campeón único y pienso que irrepetible. Y en Londres ha demostrado que sabe perder con humildad y elegancia, porque todos pierden... menos uno, y él lo sabe muy bien. One more Time.
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