Pedro Nimo: «Me haría ilusión correr con mi hija»
Esta carrera es especial para Pedro Nimo, un hombre que ganó en 2013 y que tuvo un gran gesto; este año vuelve como un popular más
Lo de Pedro Nimo con la Behobia fue amor a primera vista. Y esa relación sigue siendo muy intensa. Este gallego, que se define como ... un «albañil del asfalto», ganó en 2013 en su debut en la reina de las carreras en Euskadi; su gesto con la familia de la fallecida aquel año fue muy aplaudido. Mañana volverá a correr los veinte kilómetros que separan Irun de Donostia, aunque no en busca de una nueva txapela. Será un popular más. Eso sí, seguro que son muchos los que le ovacionan.
«Tenía unas ganas tremendas de volver a San Sebastián para correr la Behobia», asegura este santiagués. Tomará la salida junto a tres jóvenes corredoras. «Una es irlandesa, otra francesa y la otra es española, aunque vive en Irlanda. Esta última es la hija de un cliente», explica.
A sus 42 años, Nimo cría caballos, da charlas en empresas y entrena a sus clientes... Ha regresado esta misma semana de Nueva York, donde ha corrido el maratón. No para el gallego. «Me preguntaron qué carrera en España creía que podría estar bien para ellas y, sin necesitar pensarlo demasiado, me decanté por la Behobia. Es increíble lo que se vive en esta prueba. Todo es especial: el público, la organización, el cariño con el que se trata a los participantes...».
No será la primera vez que Nimo participe entre los corredores populares sin buscar un buen resultado. «En 2014, un año después de ganar, salí junto al ganador de un sorteo que hizo la marca deportiva que por aquel entonces me patrocinaba». Este hombre, que ha llegado a ser campeón de España de maratón, pasó del primer cajón del podio al puesto 8.400.
Seis años después regresa. Quiere volver a sentir lo que es la Behobia. «Me haría muchísima ilusión correr esta prueba con mi hija. El lunes cumplirá cinco años; aún le queda. Un día me dijo: 'Papi, quiero correr'. Y me alegré muchísimo. También me preguntó por la 'boina' esa que tengo guardada en casa. Le expliqué que era una txapela. En un par de añitos me gustaría venir a San Sebastián con Olivia para que viva el ambiente e incluso participe en la Txiki».
Nimo ya no compite al máximo nivel. Ahora tiene otros retos. «Uno de ellos es tratar de venir desde este año en adelante a todas las Behobias hasta que el cuerpo aguante. De verdad, no se puede comprar con dinero lo que yo he vivido en esta prueba. El año que gané, estaba cenando un par de días antes en un buffet. Unas jóvenes no tenían dinero suficiente para pagar lo que habían comido y les di un billete de 20 euros. Me preguntaron a ver cómo podrían devolvérmelo. Les dije que vinieran a animarme a la Behobia. Tras llegar a meta, me dijeron que había unas chicas insistiendo en que querían verme. Fui y... Eran ellas con una cartulina de apoyo y con los veinte euros. Por supuesto, no se los cogí. Fue emocionante».
Su mayor trofeo
Se podría decir que Pedro es un coleccionista de medallas... Han sido muchos años los que ha sido atleta de élite. Aunque tenga la txapela en casa, el trofeo que le acredita como ganador de la Behobia de 2013 no lo tiene él. Se lo entregó a la familia de Arantza Ezquerro, la navarra fallecida durante la prueba de aquel año.
«Ahora sé que tengo una casa en Zizur Mayor. Ellos conmigo también se han portado de maravilla». El atleta gallego, tras enterarse de la muerte de la joven, decidió quedarse en Donostia dos días más, asistió al funeral en su localidad y les entregó la caja con el trofeo. «Es chocante cómo alguien a quien ni conoces te puede llegar a marcar tanto». Hoy mismo Nimo y la familia volverán a tomar un café juntos. Suelen ir a ver al atleta gallego a todas las carreras cercanas a Navarra en las que participa. «Tengo en casa una vitrina con los trofeos más importantes. ¿El más importante? Un regalo que Patxi, padre de Arantza, me hizo. Un San Fermín de plata con una dedicatoria en la que le pide al santo que me guíe en la carrera de la vida».
En 2014, Nimo corrió con el dorsal 1 y con el de Arantza: «El 19880». Se acuerda perfectamente.
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