El atletismo, 25 años de adelanto
El fútbol es como un dinosaurio a la hora de modificar sus reglamentos. Otros deportes se han adaptado y aprovechado las nuevas tecnologías
Antxon Blanco
Sábado, 11 de febrero 2017, 07:49
Agosto de 1990. Split, Campeonato de Europa de atletismo. Tensión política que desembocaría ocho meses después en el conflicto de los Balcanes. En las gradas, ... ondeaban las banderas croatas y se jaleaba al dirigente nacionalista Franjo Tudman. Los atletas eran ajenos a aquellos momentos que marcarían la historia en esa zona de Europa. Sin embargo, iban a ser protagonistas de un hecho sin precedentes en su deporte, más concretamente los participantes en la primera serie de 1.500 metros. Allí estaban los españoles José Luis González y un joven Fermín Cacho, dos años antes de ser campeón olímpico.
El toledano ganó aquella serie, Cacho tercero -pasaron a la final-, y los protagonistas directos del cambio que se iba a producir a partir de ese momento eran los británicos Steve Cram y, sobre todo, Peter Elliott, dos de los grandes del mediofondo en ese momento, ambos medallistas olímpicos. El villano de la historia respondía al nombre de Hauke Fuhlbrügge, un alemán de 24 años poco conocido aunque con dos podios mundialistas.
Fue una carrera perra como le gustaba decir a González. Trabada. Típica de una eliminatoria. El caso es que al paso por el mil, el alemán apoya una mano en la espalda de Elliot y le desequilibra. El inglés cae y queda fuera de carrera. El alemán tiene un segundo enganche esta vez menor con Cram, que pierde el ritmo y solo puede terminar sexto.
La carrera termina y nadie protesta. Elliott se dirige a la zona mixta acompañado por un juez. Eliminado. Mala suerte. Sin embargo, la delegación británica oficializa una reclamación. Todos habían visto el empujón pero con poco detalle porque el grupo marchaba muy compacto. ¿Qué hacer? En el Comité de Apelación alguien comenta la posibilidad de recurrir a las imágenes de televisión para tomar una decisión. Momento histórico. Efectivamente se revisan las imágenes y consideran que el atleta alemán había empujado a Elliott. Fuhlbrugge es descalificado y deciden recalificar al inglés y que participe en la final. Insólito.
La final fue extraña por el resultado -ritmo lento en 3:38 y triunfo del alemán oriental Herold- y la antesala del declive de los protagonistas de aquella eliminatoria. Elliott y Cram son cuarto y quinto y nunca más fueron medallistas internacionales. González es sexto y desde ese momento solo una medalla menor en pista cubierta. Y mala actuación de Fermín Cacho, que termina undécimo. Pero a partir de ahí el soriano pasa a ser uno de los referentes mundiales de la distancia. En el siguiente Europeo fue campeón, aunque su mayor éxito llegaría dos años después con el título olímpico en Barcelona 1992.
La historia viene a cuento ahora que en el fútbol regresa con fuerza el deseo de aplicar la tecnología para resolver situaciones dudosas como es saber si un balón ha traspasado o no la línea de gol. El fútbol es como un dinosaurio a la hora de modificar sus reglamentos. Otros deportes se han adaptado y aprovechado las nuevas tecnologías. Lo hizo el atletismo (no solo en la revisión de situaciones complicadas, sino también en la utilización del vídeo finish para determinar el orden y tiempos de llegada), y también otros deportes han mejorado con el ojo de halcón en el tenis desde 2006; la visualización de imágenes para decidir ensayos en el rugby o canastas en el baloncesto.
Parece que nadie duda en querer dar un empujón al videoarbitraje. El interrogante es saber hasta dónde hay que llegar. Tema apasionante en el fútbol. Pero esa reflexión invita a un nuevo artículo para conocer más minuciosamente hasta dónde quieren llegar los popes de este deporte.
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