Criaturas con la cámara tatuada en la piel

Son nuevos, sí. Los títulos que ofrecen desde las pantallas de esta 65 edición son su primera o segunda obra en largo. Sin embargo son nativos del celuloide. De lo digital. De las plataformas. De las redes. Están conectados e interconectados. Al mundo. Al Milenio. Llevan la imagen incorporada a su retina. Implantada como un chip en su cerebro. Quizás no aspiren a cambiar el mundo pero sí pretenden contarlo. Azotarlo.

Son creadores como Milad Alami, sueco de origen iraní con siete cortos en su mochila, uno de los cuales, ‘Void’, fue seleccionado por el comité de la Quincena de Realizadores de Cannes, algo que representa honor y reto. Su ‘The Charmer’ inaugura, imperiosa, la carrera por el Premio Kutxabank.

Son creadores como Nicolas Combarro, un biólogo, escultor, videoartista y fotógrafo gallego cien veces premiado que lleva mucho tiempo pegado a la línea de la sombra de una bestia de la fotografía, ese Alberto García- Alix maldito, tatuado y jineter de Harley Davidson que siempre ha sabido que hay mundos y misterios ‘De donde no se vuelve’.

Son fajadores como Daniel Kokotajlo, nieto de un ucraniano que huyendo de los nazis se refugió en Manchester.Autor de la irreductible ‘Apostasy’ y nombrado por Screen international en su lista de directores con más futuro del planeta se declara ‘un obseso del cine’.

Son multidisciplinarios como la actriz y guionista suiza Lisa Brühlmannque estudió teatro en Berlín y cine en Zurich. Su primer trabajo como cineasta, ‘Blue My Mind’ ha sido aclamado en Austin, respaldado por el festival de Zurich y cuenta con bravura el auténtico horror de dejar de ser una niña e irte convirtiendo en mujer. En el muro de facebook de Lisa hoy aparece, en grande, el logo del Zinemaldia.

Son jóvenes que conocen muy bien todos los vericuetos de los festivales más potentes. Dos veces ha competido Gilles Coulier en Cannes con sus cortos. Una vez ha estado becado en el Laboratorio de Cine de Turín. Luego realizó los ocho episodios de ‘Bevergem’, una serie que arrasó en la TV belga.

Son cineastas primerizos que no han desaprovechado ninguna oportunidad. Lai Kuo-An, autor de la increíble ‘A Fish Out of Water’ fue ayudante de Hou Hsiao-hsien, el maestro de ‘La asesina’ y ha personalizado las maneras de la Nueva Ola taiwanesa (Edward Yang, Ang Lee...).

Son artistas que a veces solo dicen su canción a quien con ellos va. Wang Feifei pone en aprietos al espectador en ‘From Where We´ve Fallen’ pero cuando asumes sus saltos en el tiempo y su pasión por los objetos, su proposición hipnotiza.

Son valientes. Lim Tae Gue muestra, sutil, en ‘TheSeeds oy Violence’ cómo la sorda violencia de un cuartel se refleja con sordidez en la vida cotidiana de un soldado surcoreano.

Son dieciséis. Y a veces filman al alimón, cruzando deseos y pequeñas maldades. ‘Tigre’ de Silvina Schnicer Schilerman y Ulises Porra.

Dieciseis. Entre ellos, Marine Francen. Su ‘Le Semeur’ casi enmienda la plana a ‘La seducción’ de Coppola.