Del reino de Matamba llega el cine valiente

Y posiblemente sea cierto. Muy probablemente 'Todos os mortos', a pesar de estar construida con sumo cuidado y cálculo, acabe escapándoseles a sus autores. O al espectador. Pero mientras tanto, cuánta belleza, qué rico olor a café recién tostado en sartén recia, filtrado a la vieja usanza y preparado en olla. Qué bien suena el ragtime que toca Isabel, la hija loca que 've muertos'. Cuán deliciosas son las reflexiones de la hermana monja sobre si Dios no usará acaso las mismas artes que el Diablo para con sus criaturas. Qué excelso el orgullo que hacia sus deidades, sus ritos y poderes muestra Ina, hija de esclavos, liberada cuando la esclavitud se abolió (es un decir) en Brasil ,allá por 1890. Respeto, sí, a esa diosa que lleva el nombre de un reino africano disputado por dos reinas, resistiendo ambas el acoso y el asedio de los portugueses allá en el siglo XVII.

¿Qué más da que a Caetano y a Marco se les acabe escapando la película si tan bellos son los pensamientos de la vieja señora de la hacienda de Soares sobre el siglo que se les echaba encima (el XX) ? Deseaba recibirlo con elegante mortaja aunque representara el fin de los de su clase. ¿Y que por qué no vemos a todos los muertos? No es necesario; que están, lo sabemos.