Olmo Omerzu: «Queríamos demostrar que padres e hijos nunca llegan a conocerse por completo»
El director esloveno regresa al Festival de Cine de San Sebastián diez años después para competir en la Sección Oficial con una película familiar con toques de comedia y misterio, que no dejará al espectador indiferente
Olmo Omerzu (Liubliana, Eslovenia. 1984) regresa al Festival de Cine de San Sebastián diez años después para competir en la Sección Oficial con una película ... familiar, aparentemente ligera, con toques de comedia y misterio, que no dejará al espectador indiferente.
Publicidad
Unos padres separados y atormentados, una hija con anorexia que se enamora de un delincuente y un hijo menor dejado de lado, son los miembros de la familia protagonista de 'Ungrateful Beings', presentada este lunes en el Kursaal, dos palabras que podrían traducirse al castellano como 'seres miserables' o 'desgraciados' y el título de una de las dos películas checas que compiten en esta edición del certamen.
Y es que, el filme que compite junto a 'Franz', la película sobre Franz Kafka de Agnieszka Holland, demuestra «hasta donde están dispuestos a llegar los padres por sus hijos», admitía el director Olmo Omerzu, que en el año 2015 ya participó en la sección 'New Directors' del festival con otra película que también se centraba en un tema familiar.
Noticia relacionada
«La mayoría de los padres causa heridas a sus hijos como las que sufrió Kafka»
También «queríamos demostrar que padres e hijos nunca llegan a conocerse por completo», continuaba el también guionista de esta coproducción entre Eslovenia, República Checa, Croacia, Francia, Polonia y Eslovaquia, que narra la historia de David (protagonizado por el irlandés Barry Ward), un padre que lleva a sus dos hijos de vacaciones al mar Adriático con la esperanza de mantener unida a su dividida familia bilingüe.
Publicidad
El trato de la anorexia en 'Ungrateful Beings'
Aunque para ello, tendrá que enfrentarse a su hija de 17 años, Klára, interpretada por Dexter Franc, que lucha contra la anorexia y, a su vez, se enamora de un chico local que es acusado de asesinato. Un papel muy bien logrado por Timon Sturbej. A la historia se suman Barbora Bobulova y un pequeño Antonín Chmela, que son la madre y el hijo pequeño de esta desestructurada familia.
Desde un mar de un brillante color azul y verde turquesa, a una fría y sombría clínica de tratamiento para la anorexia, el director de fotografía, Krystof Melka, logra que la película se rompa a medio camino con el cambio de tonos de sus imágenes. Así como la familia también está dividida por el idioma y por los conflictos entre ellos.
Publicidad
«No hay ningún personaje inocente en esta historia», decía el coguionista del filme, Nebojsa Pop-Tasić, que aclaró que no fue hasta hoy, que vio la película completa, que «no sabía que había escrito una historia tan siniestra», ya que la película parece una historia familiar y ligera, pero los sentimientos que despierta «son oscuros y trágicos».
Sobre cómo abordaron una enfermedad tan delicada como la de la anorexia, el coguionista del filme recalcó que «no sabemos cuál es la cura de esta enfermedad y por eso no quisimos tratarla desde una perspectiva médica», a lo que su director añadió que la enfermedad «fue una especie de hilo conductor en la historia y que para representarla en la película se inspiraron en varios diarios que había escrito una persona con la enfermedad, así como también hablando con varias chicas jóvenes con este transtorno alimenticio».
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión