Los primeros recuerdos que me unen emocionalmente al Zinemaldia son de principios de los 80, cuando era crítico de La Voz de Euskadi, periódico en ... cooperativa que duró tres años, y a la vez estaba terminando medicina con la idea de ser psiquiatra. Las mañanas del festival iba a la proyección de las dos películas de la sección oficial y a sus ruedas de prensa, y sin comer, a primera hora de la tarde escribía las dos críticas. Tenía pase de prensa y me sentía un privilegiado por estar asomándome así al CINE, que yo lo venía ensayando años en secreto, sólo para mí, en mis cortos en Super-8 (mi padre me metió ese misterioso veneno). El último septiembre, tras ver 'Rumble Fish' (1983) y la rueda de prensa de Coppola, decidí que nunca ejercería como médico. Sí, en ese Zinemaldia cerré mi puerta para ser psiquiatra, idea soñada desde mi adolescencia, y la abrí para ser director de cine.
El siguiente recuerdo emocional me lleva a uno de los primeros días del Zinemaldia de 1987, cuando llegué a Donosti en tren, había pasado la noche durmiendo en una litera, trayendo una lata con mi corto 'Las 6 en punta'; la tarde anterior lo había terminado en Madrid Film. Era temprano y no se me ocurrió otra cosa que ir a la oficina del Festival por si pudieran proyectarlo, así de ingenuo. Nada más entrar, para mi sorpresa, me encontré con el director, Diego Galán, que me dijo: «¡Venga, voy a verlo!». Lo vio allí mismo y, en un más sorprendente todavía, decidió que esa tarde se pasaría antes de la proyección especial de 'Killer's Kiss' (1955) de Kubrick. Así, en la pantalla del Victoria Eugenia, delante de mi genio favorito, una película mía daba a luz en el Zinemaldia. Pero esta suerte se quedó como una isla, donostiarra, en el tiempo.
16 años después estrené 'La pelota vasca' (2003), (esa noche nació mi hija Ana) y este 22 de septiembre (cuando ella cumpla 22) se verá en Made in Spain, '8', mi última película.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión