El mundo del cine y Donostia se vuelcan en contra del genocidio en Gaza en una multitudinaria manifestación
Miles de ciudadanos responden a la convocatoria de los cineastas y alzan la voz para pedir que se «aísle a Israel» y se «rompan relaciones», con mensajes directos a Gobierno Vasco o CAF
Donostia
Miércoles, 24 de septiembre 2025, 19:48
Una multitudinaria manifestación de miles de personas recorrió ayer el recinto ocupado estos días por el Zinemaldia, para denunciar el genocidio con que el Estado ... de Israel busca acabar con Gaza. Respondían a una llamada realizada por cientos de cineastas y colectivos guipuzcoanos que apoyan al pueblo palestino. La fecha no había sido elegida al azar. Ayer se proyectaba la película 'The voice of Hind Rajab', que recoge una sobrecogedora historia con las angustiosas llamadas a la Media Luna Roja que realiza una niña atrapada en un coche tras un bombardeo del Ejército israelí.
El pase de la película tuvo lugar en el Teatro Victoria Eugenia. Con bastante antelación los asistentes a la convocatoria fueron concentrándose ante el edificio, a la espera de que salieran los protagonistas de la cinta, Saja Kilani y Motaz Malhees. Lo hicieron acompañados por el director del Zinemaldia, José Luis Rebordinos -que señaló que acudía a título personal y que «la única manera eficaz de acabar con el genocidio es de forma pacífica»-, y el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, muy impactado por la película que calificó de «necesaria», además de mostrar una vez más su «satisfacción por la movilización que se está produciendo en este Festival».
En el momento en que se sumaron a la cabeza de la manifestación las voces de los asistentes se alzaron en un grito común: 'Israel boicot', 'No es una guerra, es un genocidio' e 'Israel hiltzaile, Europa laguntzaile'.
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Malhees agradeció el respaldo de todos los que acudieron. Ya antes del inicio de la película, ante los asistentes a la proyección, los dos intérpretes señalaron que «en Palestina están viendo lo que hacéis por nosotros y otros países os están imitando. Tened cuidado con vuestros corazones».
La manifestación estaba encabezada por representantes palestinos y por algunos cineastas que posteriormente leyeron varios comunicados. Todos unidos portaban una gran bandera palestina. Entre ellos se encontraban Julio Medem, Isaki Lacuesta, Arturo Valls, Nerea Barros, Itziar Atienza, Mireia Gabilondo, Jon Olivares o Mikel Laskurain.
Otros marcharon entre los miles de ciudadanos, muchos de ellos con banderas palestinas. Allí estaban por ejemplo Eneko Sagardoy y su hermano Ander, productor de Irusoin, Loreto Mauleón, Itziar Ituño, Dolores Fonsi, Fermin Muguruza o el director Alberto Rodríguez. También estaba la cantante Anari. Alberto San Juan se sumó un poco más tarde.
Hubo algunos representantes políticos como el vicepresidente segundo del Gobierno Vasco Mikel Torres, el secretario general del PSE-EE Eneko Andueza o la diputada foral de Cultura Goizane Álvarez. También la parlamentaria Nerea Kortajarena y la juntera Maddalen Iriarte, ambas de EH Bildu.
Tras marchar por Zurriola, la manifestación enfiló al Boulevard y una vez allí continuaron las muestras de apoyo al pueblo palestino. Mohammed Farajallah, integrante de esta comunidad, que quiso «dar las gracias a cada persona que ha levantado la voz, a cada persona que no tiene miedo de decir la verdad. Gracias a quienes han hablado de este genocidio y han pedido justicia para Palestina, sean famosos o no, tengan millones de seguidores o solo unos cuantos. Cada voz importa. En mi nombre y en el de todo el pueblo palestino decimos: 'Vosotros sois nuestra esperanza y nuestra luz en medio de tanta oscuridad. No paren, no se rindan'».
También señaló que «esta ocupación tiene que ser boicoteada y aislada por el mundo entero. Están robando una tierra que no es suya y derramando sangre desde hace más de un siglo. En este planeta no hay lugar para los ocupantes, ni para los invasores, ni para los asesinos».
Desde el río hasta el mar
A continuación intervino Rahaf Shamani, la cantante del grupo gazatí Sol Band, que tras estar ocho meses bajo el genocidio lograron escapar y en la actualidad viven como refugiados en Donostia. En inglés pidió que se haga justicia y que «los derechos vuelvan a sus dueños, y un día regresemos a una Palestina libre desde el río al mar». Shamani también se puso al frente de la banda para interpretar un par de canciones, una de ellas compuesta en su Gaza y con constantes referencias a los niños muertos y mutilados.
Los representantes de los cineastas también leyeron un comunicado en euskera y castellano. «Desde el mundo del cine nos solidarizamos con la denuncia promovida por la comunidad palestina de Euskadi que proclama el crimen de la niña Hind Rajab, que perdió la vida junto a su familia a manos de la ocupación israelí», señalaron.
Recordaron que «Hind no murió solo por una explosión. Murió por una indiferencia de la comunidad internacional que se ha vuelto costumbre. Murió porque en Palestina, la infancia no tiene derecho a ser protegida, ni a ser llorada con el mismo volumen que en otros rincones del mundo». Además, advirtieron de que «la historia no olvidará a quien armó, quien financió y quien guardó silencio».
Maialen Lujanbio y Amets Arzallus también participaron. En sus bertsos, además de ser críticos con CAF y con el Gobierno Vasco, apuntaron que «quienes no se mueven le ponen la alfombra roja al genocidio».
Texto íntegro del sector del cine
Desde el mundo del cine nos solidarizamos con la denuncia promovida por la comunidad palestina de Euskadi que proclama el crimen de la niña Hind Rajab, que perdió la vida junto a su familia a manos de la ocupación israelí. Sus gritos de auxilio no lograron salvarla, y los equipos de ambulancia que intentaron rescatarla fueron también asesinados. Es un caso más de los cientos que acontecen día a día en Palestina, siendo un claro exponente de una crueldad y salvajismo extremo, ejercido sobre los seres más inocentes de nuestras sociedades, en este caso sobre una niña de seis años.
Hind no murió solo por una explosión. Murió por una indiferencia de la comunidad internacional que se ha vuelto costumbre. Murió porque en Palestina, la infancia no tiene derecho a ser protegida, ni a ser llorada con el mismo volumen que en otros rincones del mundo.
Su historia no es una excepción. Es el rostro de una tragedia colectiva: miles de vidas palestinas arrancadas, hogares convertidos en ruinas, generaciones marcadas por la pérdida y el exilio. Es el eco de un pueblo que resiste bajo el peso de la ocupación israelí, la violencia y el silencio internacional.
Lo que ocurre en Palestina no es solo un conflicto. Es una herida abierta. Una crisis humanitaria, moral y política. Es la negación sistemática del derecho a existir, a vivir con dignidad, a ser niño sin miedo a morir.
Hoy, recordamos a Hind Rajab no solo con lágrimas, sino con la urgencia de no olvidar. Que su nombre sea un faro que ilumine la conciencia del mundo. Que su historia nos sacuda. No más asesinatos de victimas inocentes. Que no haya más víctimas sin justicia. Que no haya más pueblos condenados al olvido.
Naciones Unidas ya ha concluido que lo que está llevando a cabo Israel en Gaza es un genocidio, el primer genocidio retransmitido a tiempo real al mundo desde hace dos años. La historia no olvidará quién armó, quién financió, y quién guardó silencio.
A los gobiernos que miran hacia otro lado: la historia los juzgará. A quienes justifican lo injustificable: la memoria de las víctimas no les perdonará. Y a quienes aún dudan si hablar o callar: Miren a los ojos a Hind Rajab. Miren a las miles de niñas y niños asesinados, con amputaciones y heridas de por vida. Miren los hospitales bombardeados. Y luego pregúntense si pueden seguir en silencio. No es neutralidad, es complicidad. No es ignorancia, es conveniencia política. Y no es «autodefensa», es colonización. Hoy, desde este rincón del mundo, decimos: ¡no en nuestro nombre! No a la complicidad. No a la indiferencia.
Porque aunque el mundo haya olvidado lo que es la humanidad, Palestina nos la recuerda. Y mientras haya una voz que diga «basta», una mano que cure, un barco que navegue... la esperanza seguirá viva.
Somos más de 500 personas del cine las que nos hemos adherido a esta manifestación durante el Zinemaldia que hemos recorrido junto a miles de personas en las calles para mostrar nuestra solidaridad con Palestina y nuestra condena más rotunda al genocidio que está teniendo lugar en estos momentos.
Ante lo que Israel está haciendo las palabras son insuficientes y lo que se necesitan son hechos. Aquí y ahora, exigimos el fin de la pasividad y complicidad de todos los gobiernos e instituciones y les llamamos a romper todo tipo de relaciones con Israel para aislarlo internacionalmente y poner fin al genocidio, al apartheid y a la ilegitima ocupación en la nación palestina.
Que no pase ni un día más para que actúen y tomen decisiones, así como cada una de nosotras actuemos en el ámbito que podamos, porque a Gaza y a Palestina ya no le queda más tiempo.
¡ACTUEN YA, ACTUEMOS YA!
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