La experiencia que la mayoría de nosotros tenemos sobre lo que supone vivir en un cuerpo equivocado se reduce a pasar dos horas en una ... butaca del Kursaal, allá donde te sobran un codo, bastante columna vertebral y varios centímetros de fémur. En 'Emilia Pérez', el narcotraficante mexicano apodado 'Manitas del Monte' decide transicionar de hombre a mujer y a partir de ahí, la película de Jacques Audiard despliega un espectáculo a distintos niveles. El resultado premia los 'riesgos' que ha asumido el realizador francés, siempre teniendo en cuenta que estamos hablando de películas y que lo peor que puede pasar con los 'riesgos' es que la película te salga mal. Éste no es el caso, todo lo contrario.
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Bajo la tiranía totalitaria de las narrativas yankis, por aquí denostamos los culebrones latinoamericanos por sus formatos ramplones, pero producciones como la colombiana 'El patrón del mal' dejan en evidencia a bochornos gringos como 'Narcos'. 'Emilia Pérez' saquea de cabo a rabo, legítimamente y con nobleza, todos los ingredientes habituales del 'culebrón' tradicional, comenzando por una trama inverosímil, siguiendo por giros inesperados, casualidades improbables y unas canciones bien chabacanas, para terminar con un dramón. Los ingredientes son de primera y la mezcla de todos ellos funciona como un tiro.
Con 2.000 años de experiencia acumulados sobre sus espaldas, no hay organización que pueda rivalizar con la Iglesia Católica como 'máquina del fango'. Proyectada en la Sección Oficial, la británico-estadounidense 'Cónclave', de Edward Berger, se centra en la elección de un nuevo Papa tras la muerte del anterior. Y en ese Vaticano de dios se presentan todo tipo de cardenales a cual más humano y por lo tanto, menos santo. En otras palabras, las sucesivas y fallidas votaciones para la elección del pontífice abren el grifo de un surtidor de heces en forma de secretos inconfesables, pecados de juventud e intenciones aviesas.
La inauguración corrió a cargo de una 'Emmanuelle' revisitada que no terminó de satisfacer ni a los que buscaban el erotismo de la original, ni a quienes esperaban un grito de empoderamiento, ni a los que acudieron a verla en busca de un estudio sobre el deseo en tiempos de vacío existencial. Curiosamente, sí al cinéfilo. Al parece su directora, Audrey Diwan, no conocía la franquicia 'Emmanuelle' cuando le propusieron el proyecto , lo cual invita a pensar muchas cosas y ninguna buena. La cuestión quizás es si esta versión eclipsará a la primera o su destino es el olvido.
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Vistos algunos antecedentes en materia de visitas canceladas a última hora bajo promesa nunca materializada de visitarnos en el futuro, sólo queda saludar la presencia anoche de Javier Bardem sobre el escenario del Kursaal. El año pasado se comprometió y anoche cumplió. Por el contrario, aún estamos esperando a que Glenn Close venga a presidir el jurado. Ya lo decía Bardem por boca del personaje de 'Santa' en 'Los lunes al sol': «Las antípodas. La propia palabra lo dice: Anti-Podas, locon-trario».
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