Un velero irlandés con alma pasaitarra
Los alumnos de carpintería de Albaola terminan el segundo balandro de regatas que fabrican por encargo de clientes de Dublín
Se llama 'water wag' y es un pequeño velero de madera que se utiliza sobre todo en las regatas que se celebran en la bahía ... de Dublín. Su diseño data de 1886 y es el primer barco que fue concebido de forma específica para la competición deportiva. Albaola fabricó una primera unidad hace un par de años por encargo de un particular irlandés. Los clientes quedaron tan satisfechos que encargaron a la factoría de Pasaia una segunda embarcación que se terminó de fabricar la semana pasada y emprenderá hoy viaje por carretera hacia Dublín. El pedido confirma el buen hacer de la escuela de carpintería de ribera de Albaola, que avanza así en su objetivo de alcanzar la autofinanciación.
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Casco de tingladillo
El astillero de Pasaia construyó hace un par de años su primer 'water wag', un tipo de embarcación que debe ajustarse a unos patrones establecidos tanto en materiales como en dimensiones. Se trata de un balandro de 4,30 metros de eslora fabricado en madera. Aunque fue concebido en Irlanda, la historia del 'water wag' tiene un trasfondo muy británico. Los aficionados a la vela que solían darse cita para regatear en la bahía de Dublín a finales del siglo XIX se dieron cuenta de que la heterogeneidad de sus barcos hacía imposible competir en igualdad de condiciones. Uno de ellos decidió construir un velero muy básico para que todos tuviesen las mismas oportunidades. Nació así el 'water wag', un balandro que podría ser el equivalente a los '420' actuales y que se hizo muy popular porque su simplicidad abarataba los costes de construcción.
Fabricados en madera, los 'water wag' son embarcaciones en las que se navega sin asistencia técnica. Hasta hace poco sus velas seguían siendo de algodón, aunque en los últimos tiempos se permite el empleo de tejidos sintéticos. «La única dificultad a la hora de fabricarlo es que en el casco las tablas van solapadas, lo que se conoce como un casco en tingladillo, y eso exige que el ajuste entre las piezas sea muy preciso para que no se cuele el agua», apunta Xabier Agote, responsable de Albaola, que se muestra muy satisfecho por el encargo. «Es bueno que se nos empiece a conocer fuera de nuestras fronteras, el pedido nos demuestra que somos competitivos en el terreno de la construcción naval tradicional tanto por la calidad de nuestros trabajos como por las tarifas», señala.
Más allá de la buena impresión que debió causar en Irlanda el primer 'water wag' con sello de origen pasaitarra, detrás de este segundo encargo se adivinan también otras razones. «Cada vez hay menos astilleros que trabajan con la madera». Los precios, añade Agote, también influyen: «Les cobramos 13.000 euros por el 'water wag', seguro que bastante por debajo de lo que les piden otros talleres del norte de Europa».
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