El fin de la telecomedia
Con la despedida de 'Big Bang Theory', la televisión americana dice adiós al mayor emblema que le quedaba de telecomedia clásica. Entendemos por este formato ... aquel que cuenta con una puesta en escena teatral, se graba con multicámara, tiene una estructura narrativa dividida en tres actos e incorpora público en directo. Y se va por la puerta grande, porque ha mantenido buenas audiencias durante doce temporadas. A pesar de los excelentes resultados, es curioso cómo este tipo de series, que durante un tiempo poblaron las parrillas, prácticamente han desaparecido de las programaciones.
El humor llega ahora con otro tipo de narrativas, de esquemas y de personajes. ¿Ha cambiado nuestra forma de reírnos? A juzgar por lo que nos proponen emisoras y plataformas, parece que sí. Los galardones se los llevan la comediante que trata de buscarse la vida en el Nueva York de los años 60 -Mrs. Maisel-, el asesino a sueldo aspirante a actor -Barry- o las chicas que luchan buscando la fama -las de 'Glow'-. Las propuestas que se localizaban en dos o tres escenarios están pasando a mejor vida. La última superviviente posiblemente sea 'Modern Family', a la que apenas le queda un año de vida.
Con 'Big Bang Theory', la CBS nos presentó la enésima vuelta de tuerca al típico grupo de amigos que acaba convertido en familia y al que el espectador toma cariño y sigue sus andanzas. Bien es cierto que en este caso se introdujeron matices que marcaban las diferencias con otras propuestas anteriores como 'Friends' o 'Cómo conocí a vuestra madre'. Aquí los protagonistas no eran guapos, jóvenes y preocupados por ligar, sino cuatro chicos con problemas para socializar, un físico no demasiado agraciado y cuyo día a día giraba en torno a un universo bastante friki. Los guionistas fueron capaces de que el público empatizase con unos personajes obsesionados por la ciencia y cuyas conversaciones estaban plagadas de referencias cinematográficas y literarias no al alcance de cualquiera. Y llegó el final, que fue un homenaje a esa amistad, a la necesidad de construir nuestra propia familia más allá de la sangre, al reconocimiento de esos amigos que nos quieren por cómo somos.
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