La no serie de Scorsese

La polémica -es un decir- ha llegado cuando algunos usuarios de internet han recomendado consumirla por episodios, como si fuera una miniserie, e incluso algunos han sugerido cómo debería dividirse para conseguir cuatro entregas de aproximadamente 50 minutos cada una. Hasta el propio Scorsese ha tenido que pronunciarse al respecto para recomendar que se vea de una sentada y que solo se interrumpa el visionado en caso de tener que ir al baño. El director ya había aconsejado a las nuevas generaciones que no se enfrentasen a sus trabajos desde el móvil y, como mucho, consentía que se hiciera en las tabletas, que a su juicio ya cuentan con una pantalla considerable para el disfrute. Lo que seguramente nunca imaginó es que le iba a tocar aclarar la diferencia entre una serie y una película.

Todo esto viene motivado por esa premura con la que parece que hoy en día hay que devorar cualquier producto y con la manía de modificar las obras tal y como han sido concebidas por sus autores, algo auspiciado por plataformas como Netflix incluyendo funciones como esa para acelerar la velocidad de reproducción. No sé si nos gusta complicarnos la vida o el cambio climático nos está atontando más de la cuenta. O tal vez, simplemente, sea que disponemos de demasiado tiempo libre.