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El aurresku final en la gala de clausura del Zinemaldia, celebrada en la noche del sábado. IÑIGO ARIZMENDI

El triunfo de un empeño prudente

Con buen cine, un palmarés sensato y presencias más que suficientes en el año de la pandemia, la 68 edición ha resultado más que disfrutable y con calidad

Lunes, 28 de septiembre 2020, 07:15

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Por mucho que la promuevan los adalides del emprendimiento, la osadía de nada sirve sin prudencia. En la difícil papeleta que el Festival de San Sebastián tenía entre echar a andar la compleja y costosa maquinaria o cerrar todo y esperar indefinidamente a que pase el temporal, la apuesta fue decidida, valiente, pero según se ha visto al término, con el riesgo al mínimo e indudablemente sensata.

Ya lo dijimos con el Jazzaldia y la Quincena Musical: el milagro es que se celebren y conserven su esencia. El Festival de Cine de San Sebastián, con un mes más de tiempo, ha dado un paso adelante en la cauta hazaña: con todas las carencias y renuncias provocadas por la pandemia, la sensación de triunfo y disfrute ha sido rotunda. La 68 edición ha existido con todas las de la ley, y con casi todo lo importante: hemos ido a las salas, hemos visto buen y hasta excelente cine, han venido estrellas que lucirían en cualquier edición y que en este año han supuesto otro milagro, de Johnny Depp a Gina Gershon, Matt Dillon y Abel Ferrara. Y una vez acostumbrados a las presencias 'online', y dado lo bien que han funcionado todas las conexiones y turnos en las ruedas de prensa y entrevistas, las presencias han lucido. Hasta los más acérrimos fans han logrado ver a algún famoso por algún resquicio sin saltarse ninguna norma.

Antes de comenzar la edición le planteábamos a José Luis Rebordinos en estas páginas si este año se perdonaría todo, si las habituales espadas en alto estarían esta vez enfundadas por solidaridad. Estaba comenzando el 68 Zinemaldia y aún algún ciudadano consideraba una locura reunir a unos centenares de personas en un espacio cerrado. Estos nueve días han demostrado que no era así. Y lo han demostrado no solo de cara al propio Festival, que se ha convertido en un impulso para todo el sector, en un ejemplo a seguir y en la demostración de que hay que intentar sacar adelante las cosas como se pueda y con toda la prudencia necesaria. Porque lo contrario es el paro y la inanición.

Productores, directores y exhibidores expresaban por doquier el impulso para el ánimo del sector que supone esta edición

Deducir que ha sido una buena selección oficial porque contenía películas de Cannes sería injusto e inexacto

Se ha echado de menos a los asiduos del Festival de más edad, es normal la cautela; otros septuagenarios han estado al pie del cañón como cualquier año y ha sido reconfortante verles ahí. Se ha transmitido y ha calado que los cines son seguros, gracias también a la labor del personal de todas las salas, que estaba todo el tiempo pendiente de cada espectador para ayudar a encontrar la butaca o coreografiar las salidas. Todo el sector ha valorado esta apuesta, y esta puesta en escena que se ha empeñado en sacar adelante el Festival, y así lo han expresado por doquier productores, directores y exhibidores que se han visto reforzados en el ánimo y en las posibilidades de salir adelante.

Selección de lo más variada

Pero se puede valorar la Sección Oficial también, faltaría más. Flota la tentación de decir que ha sido mejor porque contenía películas de Cannes pero sería injusto e inexacto. Primero, porque no ha habido diferencia significativa en el nivel en comparación con otros años también buenos. Luego, porque el trabajo del comité de selección ha sido el mismo, con las dificultades añadidas por el coronavirus, y algunas de esas películas triunfantes ya habían sido seleccionadas por San Sebastián antes de que Cannes leyera su lista, solo que en otras ocasiones, claro, el festival galo se las queda y quedan invalidadas para la competición de San Sebastián. Pero ni el cine de François Ozon ni el de Julien Temple son nuevos aquí, todo lo contrario, ni una ópera prima como 'Beginning' se le hubiera pasado al comité donostiarra, como tantos debutantes hoy muy valorados que fueron descubiertos en Nuevos Directores o en la Sección Oficial. La selección de este año ha sido de las más diversas en estilos, formatos y temáticas, y no ha tenido lo que más es de temer en un festival, que no son las películas radicales o extrañas, sino las anodinas.

Queda por resolver el asunto de las series que con su abundancia y longitud acaban fagocitando mucho espacio en la Sección Oficial, acaparando casi jornadas enteras y descalabrando su estructura. Cosa menor en un momento como este en que nos pellizcamos para creernos que hemos celebrado y disfrutado una edición tan sólida en tiempos de indecisión e incertidumbre.

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diariovasco El triunfo de un empeño prudente

Zinemaldia 2020: la 68 edición ha resultado más que disfrutable y con calidad