Crónica teatral del cierre de un periódico

En el primer texto dramático escrito por el autor Harkaitz Cano se recoge el cierre del periódico Egunkaria el 20 de febrero de ese año por orden del juez Juan del Olmo. El germen de teatralizar ese suceso surgió cuando en una gala de los premios de la música celebrada dos meses después en el Palacio de Congresos de Madrid, Fermín Muguruza fue abucheado cuando al recoger el galardón a la mejor canción en euskera denunció la clausura por orden judicial y la detención de la dirección del periódico. Bernués dirigía junto a Mario Gas la ceremonia, que estuvo muy politizada porque se encontraba en plena movilización de '¡No a la guerra!', y no daba crédito a la pitada que recibió el irundarra desde el patio de butacas. «Estaba claro que la idea que tenían es que todo relato relacionado con la cultura vasca o el euskera estaba amparado por ETA», rememora.

En 2010, los cinco directivos del periódico acusados de pertenencia a la ETA fueron absueltos en una sentencia en la que aparecían argumentos como: «El cierre temporal de un medio de comunicación impreso de periodicidad diaria como medio cautelar es de difícil encaje en nuestro argumento jurídico» o «la libertad de prensa fue sacrificada y se podían haber utilizado otras posibles alternativas de intervención cautelar que no implicaran la interrupción de la actividad informativa». Además de hablar de que los hechos probados no eran consecutivos de infracción penal, de la endeblez del punto de partida de la denuncia o de la falta de transparencia durante la investigación que afectó directamente a los acusados. Cuando la decisión judicial se hizo pública, Bernués se preguntó dónde estaban todas aquellas voces que entonces abuchearon a Muguruza.

«Con la serenidad que da el tiempo», el director donostiarra y miembro de la compañía Tanttaka decidió poner el marcha el proyecto. Contactó con Harkaitz Cano y durante cuatro años estuvieron escribiendo el texto, que ha contado con numerosas versiones. «Aunque tiene claras referencias al cierre de Egunkaria es una ficción», especifica Bernués. El diario, por ejemplo, se llama Elea, y hay personajes claramente referenciados como Karmelo Beramendi, en lugar de Martxelo Otamendi, que son muy fáciles de identificar, «un poco en la línea que ya utilizó Harkaitz en su novela 'Twist' sobre el caso 'Lasa y Zabala'».

En el escenario los límites están difusos entre lo que es una comisaría, donde se cocina el cierre del periódico, y la redacción, en donde transitan doce actores, algo muy inusual en el teatro actual. Entre ellos se encuentran nombres como Anjel Alkain, Mireia Gabilondo, Aizpea Goenaga, Asier Hormaza, Mikel Losada, Iñaki Rikarte o Asier Hernández.

La importante envergadura de la producción ha sido posible gracias a que en ella han entrado los teatros municipales de las capitales vascas que conforman Antzerkiz –Arriaga de Bilbao, Principal de Vitoria y Victoria Eugenia de Donostia– junto al Centro Dramático Nacional. La participación de esta última entidad permitirá que la obra se represente durante tres semanas de abril en el María Guerrero de Madrid.

«Te sientes contento de hacer un relato importante de nuestra historia porque, por lo general, tenemos pocas oportunidades», afirma Bernués al tiempo que señala que «estamos acostumbrados a ver grandes producciones de fuera, pero no sobre nuestra historia».

Está satisfecho con el recibimiento que ha tenido el montaje en los pases realizados en Vitoria y Bilbao: «En algunos momentos ha sido catártico porque es parte del pasado del público, un territorio cercano y que a todos nos toca». Y también de la reacción de los protagonistas reales de la historia, o de sus familias, como es el caso de la mujer y los hijos de Juan Mari Torrealdai.

Fernando Bernués no rehuye del hecho de que la visión de los sucesos que presentan en 'Sisiforen Paperak' pueden no gustar. «La cultura, el teatro, no están solo para divertir, pueden presentar propuestas para la reflexión, el debate e incluso la controversia».

En principio solo se habían previsto dos funciones, una en euskera y otra en castellano, pero la buena acogida condicionó que se ampliara a una tercera que es en euskera. A pesar de ello las entradas se agotaron, en parte por las limitaciones actuales de aforo.

Para aquellos que tienen ganas de ver la obra y se quedaron sin entradas, la recomendación es que estén atentos a la web de Donostia Kultura. El confinamiento municipal impide a las personas residentes en municipios que no sean la capital guipuzcoana a acudir y tendrán que devolver los tickets adquiridos en muchos casos hace meses.