«Si Hondarribia no asume el coste del Blues Festival voy a tener que hipotecar mi casa»
El promotor Carlos Malles, director de la cita musical, responsabiliza al ayuntamiento, que evita responder hasta analizar los datos y avanza que trabaja para que haya un festival en 2020
El promotor Carlos Malles, director y organizador del desaparecido Hondarribia Blues Festival, responsabilizó este jueves al Ayuntamiento de la localidad de la suspensión ... de la cita musical después de que se hubiese producido un error administrativo que le ha colocado en una difícil situación. «Si el Ayuntamiento no asume una parte de la factura de la última edición del festival voy a tener que hipotecar mi casa», sostuvo en una conversación con DV. Malles hizo público además un escrito en el que culpó directamente al alcalde, Txomin Sagarzazu, de la cancelación del festival.
El Ayuntamiento de Hondarribia indicó este jueves que tuvo conocimiento por los medios de comunicación del escrito de Carlos Malles y que tenía intención de analizarlo en profundidad antes de realizar cualquier pronunciamiento público. Una fuente añadió además que el consistorio «sigue trabajando para poder celebrar un festival en 2020».
El Hondarribia Blues Festival (HBF) se suspendió el año pasado después de trece ediciones que lo habían convertido en una de las citas musicales más exitosas del calendario estival guipuzcoano. Tanto la organización, que desde el principio estuvo en manos del promotor Carlos Malles, como el Ayuntamiento de la localidad, que era su principal fuente de financiación, alegaron desavenencias económicas que hasta ahora no habían salido a la luz. El promotor Carlos Malles hizo este jueves público un escrito en el que detalló con pelos y señales los orígenes de esas diferencias, al tiempo que reivindicó su voluntad de recuperar la cita musical. «Este festival fue un sueño personal cumplido y me resisto a que muera por la desidia, la inoperancia y el desinterés de un determinado alcalde y su equipo de gobierno», denunció.
El promotor recordó que en 2017 el Ayuntamiento de Hondarribia decidió que la organización del festival del año siguiente recayese en la empresa Blue Vision, una fórmula que ya había sido utilizada en las siete primeras ediciones.
«Este festival fue un sueño personal cumplido y me resisto a que muera por la desidia de un alcalde»
«Meses después de acabar la última edición se me dijo que no se iba a otorgar la subvención aprobada»
«Nadie ha hecho un mal uso del dinero público ni se pide que se abone nada que no se haya ejecutado»
El Hondarribia Blues Festival (HBF), continuó Carlos Malles, se desarrolló «cumpliendo la totalidad del programa previsto y a plena satisfacción del Ayuntamiento, como así lo declaró el alcalde a los medios de comunicación. No se dejó sin ejecutar ninguno de los capítulos aprobados, y todos los gastos quedaron debidamente justificados hasta el último céntimo mediante factura».
Cambio de criterio
El director añadió que las cosas empezaron a torcerse cuando a finales de 2018 «el criterio del Ayuntamiento de Hondarribia cambió en base a un nuevo informe técnico que dictaminó dos aspectos importantes: primero, que la subvención no debió ser nominativa y no debía de haberse aprobado en eses términos y, segundo, que la subvención solo podía abonarse una vez que se hubieran hecho efectivos los pagos. Es decir -continuó Carlos Malles-, meses después de haber acabado el festival, y de que todos los profesionales hubiéramos hecho satisfactoriamente el trabajo, se me dijo que no se iba a otorgar la subvención aprobada y que yo tenía que adelantar los importes y demostrar los pagos».
El organizador del Hondarribia Blues Festival (HBF) explicó que «el propio Ayuntamiento cometió un error de procedimiento pero, incomprensiblemente, en lugar de subsanarlo, trasladó las consecuencias a la organización del festival, esto es, a mi persona, a sabiendas de que Blue Vision no es una gran corporación sino una empresa local y unipersonal que no tiene capacidad económica para hacer frente a esa suma. Afortunadamente para entonces ya habían sido abonadas a las sociedades una parte importante de las subvenciones, lo que me permitió pagar las minutas de diferentes profesionales y, por tanto, que cobraran por el trabajo realizado, con la excepción de tres facturas: las relativas a infraestructuras (carpas, escenarios, vallas y gradas, entre otras cosas), SGAE y la de la empresa, en total, algo más de 100.000 euros. Es decir, el Ayuntamiento pretende que todos esos gastos más los de organización les salga a coste cero y que se haga cargo Blue Vision».
El director del Bluesaldia no se explica en su escrito que «alcalde y equipo de Gobierno insistan públicamente en que tienen que cumplir rigurosamente la legalidad aunque, paradójicamente, lejos de ser consecuentes con no haberlo hecho desde el principio, se niegan a reparar los daños de su error y dejan caer sospechas absolutamente injustificadas sobre mi comportamiento». Carlos Malles denunció que esa situación le ha dejado ante «un grave panorama que compromete definitivamente mi situación económica y la de mi familia. Voy a tener que hipotecar mi casa y endeudarme para poder hacer frente a los pagos y asegurarme de que todo el mundo cobra por su trabajo (todos menos yo, claro está, porque no se admite mi propia factura)».
Las tentativas para reconducir el conflicto no prosperan. «A lo largo de 2019 -precisó Carlos Malles- se suceden varias reuniones con el alcalde y la concejala de Turismo en las que lejos de buscar soluciones ambos muestran mucha preocupación por cuáles van a ser mis declaraciones públicas y un absoluto desprecio por el ahogo económico en el que me han colocado».
«Intransigencia»
El promotor musical Carlos Malles agregó que «se puede entender que hubiera un cambio de criterio en el Ayuntamiento para subsanar un error de procedimiento» porque «no es el único caso de expedientes con informes negativos de la Intervención y me consta que Alcaldía ha encontrado la forma de superarlos sin perjuicio a terceros. Pero no ha sido esa su voluntad en este caso en el que se ha mostrado intransigente y opuesto a cualquier tipo de salida, con una especial inquina hacia mi persona».
Tras subrayar que «aquí nadie ha hecho un mal uso del dinero público ni se pide que se abone nada que no se haya ejecutado», Carlos Malles sostiene que «me niego bajo ningún concepto a que un error administrativo o de procedimiento sea esgrimido como justificación para suprimir el festival. Y es que a pesar de que públicamente el alcalde Sagarzazu afirma querer mantenerlo, puedo dar fe de su nula voluntad para hacerlo: nunca ha creído en el festival ni lo quiere para la ciudad. Simplemente -concluyó el director- le ha dado portazo».
Un impacto económico de tres millones de euros
La noticia de la cancelación el verano pasado del Hondarribia Blues Festival cayó como un jarro de agua fría en el sector hostelero de una localidad que tiene en el sector turístico una de sus principales fuentes de ingresos. Los conciertos del Bluesaldia, por el que llegaron a pasar figuras del género como Bob Margolin, James Cotton, John Mayall, Johnny Winter, Eric Burdon o Canned Heat, congregaban multitudes en escenarios como la Benta, Arma Plaza o la Marina, sobre todo teniendo en cuenta que eran gratuitos. Las últimas ediciones se saldaron con cifras de asistencia próximas a los 90.000 espectadores y con una repercusión económica que distintos estudios situaron en torno a los tres millones de euros. El festival, además, recibió dos premios: el Keeping The Blues Alive de la Blues Fundation y el Blues Behind The Scenes de la European Blues Union.
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