

Secciones
Servicios
Destacamos
– ¿Ha contribuido el público a esta situación al disolver las jerarquías, de forma que la opinión de Fernando Golvano parezca valer lo mismo que ... la de cualquier 'influencer'?
– Claro, depende. Funciona en círculos concéntricos. Hay un contexto de artistas, críticos, especialistas y gente del mundo de los museos que leen las críticas especializadas. Luego hay un grupo más amplio de aficionados al arte que a veces te agradecen que les des claves para entrar en una exposición. Yfinalmente hay un público más general y distanciado de cualquier comentario crítico porque entiende menos el arte contemporáneo. Eso lo hace más refractario. A este público le cuesta más entrar en diálogo con un arte como el la instalación en el que los cánones se han disuelto. Los que escribimos sobre arte nos dirigimos a un público-diana muy minoritario. Sé que mi libro le interesa a un público muy reducido, lo cual no significa que no sea interesante.
– Incluso hay quien reacciona con hostilidad hacia un arte que no comprende porque se siente excluido...
– Eso siempre ha pasado, también hace un siglo. Cuando una obra de arte crea unas reglas nuevas hay un primer momento de cierto rechazo en el anillo más próximo y de forma creciente, en el más lejano.
– ¿Quizás resulta más complicado distinguir la obra seria de la patraña?
– Sí, es verdad. Hay obras de teatro, películas y novelas que satirizan esa dificultad de comunicación del arte contemporáneo a públicos amplios, pero esa crítica siempre ha existido. Toda propuesta novedosa que altera las reglas heredadas crea la necesidad de nuevos modos de recepción y eso pasa por la perplejidad y el asombro.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
No te pierdas...
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.