«Necesito apagar la luz y vivir mi vida: todo lo que haga ahora quedará en el ámbito privado»
Bailarina ·
La donostiarra Alicia Amatriain, que se retira tras un cuarto de siglo sobre los escenarios, se confiesa al hacer balance y abrir una nueva etapaSe palpan los sentimientos a flor de piel, la sinceridad y la complicidad en cada uno de los mensajes de voz que remite en respuesta ... a las preguntas de este diario. 'Kammertänzerin' del estado alemán de Baden-Württemberg, bailarina principal del Stuttgart Ballet y Premio Benois de la Danse 2016 –el 'oscar del ballet'–, Alicia Amatriain (Donostia, 1980) habla con rotundidad de su decisión de abandonar los escenarios. Una lesión de cadera y lo exigente de la maternidad han sido determinantes para llegar a este punto. Reclama su derecho a vivir una vida fuera de los focos, mientras medita qué rumbo tomará a partir del 12 de julio cuando se oficialice su adiós.
La conversación se trufa de risas, silencios, emociones y lágrimas intuidas en la última margarita florecida de la mano de Peter Brown y Águeda Sarasua. Alicia Amatriain se explica, se desnuda y se vacía ante la periodista. Lloramos de emoción las dos.
– Después de 24 años sobre un escenario, ¿cómo ha sido el proceso de tomar la decisión de su adiós?
– El proceso de retirarme no ha sido ni largo, ni corto, ni difícil. Como tú sabes, llevaba mucho tiempo con dolor de cadera. Cuando di a luz a Haizea, había decidido volver y de verdad que lo intenté e incluso pasé horas en el estudio. Intenté ponerme en forma, pero el dolor era tan grande... Pensé volver para hacer un espectáculo y ya, pero luego pensé: «¿Para qué voy a pasar yo tanto, tanto, tanto dolor para volver a los escenarios y seguir pasando más dolores? ¿Estamos tontos o qué?». Llegué a la conclusión de que no merecía la pena. Yo quiero correr, saltar y andar con mi niña, y poder tirarme al suelo para jugar con ella. Tuve que valorar qué era lo más importante para mí: volver a un escenario para hacer un espectáculo o poder hacer cosas con mi niña y naturalmente, no te tengo que decir ni siquiera la respuesta.
– ¿Qué factores han influido en su retirada?
– La decisión tampoco ha sido muy meditada. Llevo mucho, mucho, mucho tiempo debajo de un foco. Cada vez que tomaba una decisión tenía que explicar a la gente por qué. Ha llegado un momento en mi vida en el que yo me he cansado de ello. Necesito apagar esa luz, necesito tomar decisiones por mí misma y no tener que explicar a nadie por qué giro a la derecha o a la izquierda. También me gustaría que mi niña tenga una infancia normal y corriente, y no estar siempre en el foco de la gente por ser la hija de Alicia Amatriain. Tenía ganas de apagar esa luz y he tomado la decisión de retirarme. Yo creo que la cadera me ha ayudado a tomar la decisión de parar, de ya vale, de no voy a sufrir más y se acabó.
– Fue ascendida a primera bailarina con el rol protagonista de 'Onegin' y éste es el ballet de su despedida del Stuttgart Ballet.
– El comunicado lo dice bien claro: el 12 de julio, yo no bailo porque no puedo bailar. No sé si voy a tener que publicar algo en Facebook o qué. Tomé la decisión de que ya no iba a volver y sí, se va a hacer un espectáculo de 'Onegin'. Era apropiado escoger este ballet, ya que el papel de su protagonista, Tatiana, fue mi primer rol y será el último, aunque no pueda bailarlo. Saldré a saludar al final, me despediré del público y es más bien para poner un punto final para ellos y para mí. Y ya está: poder apagar esa luz y poder vivir mi vida privada y mi vida tranquila. Ojalá pudiese bailarlo, pero no va a ser ése el caso.
«Tuve que valorar qué era más importante para mí: volver a un escenario o poder saltar, correr y jugar con mi niña»
– ¿Cómo ha aceptado su familia esta decisión tan trascendental?
– Desde los cinco años, cuando entré en una sala de ballet por primera vez, mi familia siempre me ha apoyado en todas las decisiones y en ésta, incluso más, porque ellos me han visto sufrir. El público me ha visto brillar, porque no conoce lo que hay detrás del espectáculo y es así como debe ser. Pero mi familia sabe todos los altibajos y todas las desilusiones que he tenido y de ésas también hay muchas. No toda la gente de este mundo es buena, también te encuentras con personas muy malas. Mi familia ha estado ahí para lo bueno y lo malo. Cuando decidí que se acabó el escenario, creo que estaban felices porque no iba a sufrir más ese dolor de tantos años y porque voy a poder estar con mi familia, pero también tristes porque no voy a estar en un escenario. No creo que vengan a Stuttgart el 12 de julio. Ellos me han visto bailar muchas veces y no voy a bailar. Creo que se deben quedar con los recuerdos de cuando me vieron, por ejemplo, en las galas de Donosti. No van a estar aquí, pero tendré a mi marido y a mi niña a mi lado, además de los que se han vuelto mi segunda familia en Stuttgart.
«Mi familia sabe los altibajos y desilusiones que he tenido, de ésas hay muchas. No toda la gente de este mundo es buena»
– Anunció su despedida el Día Internacional de la Danza, el día del 96 cumpleaños de su maestro Peter Brown. ¿Qué les agradece a él y a Águeda Sarasua?
– A Peter y a Águeda les agradezco mi carrera, haberme enseñado el escenario, haberme enseñado que bailar viene del corazón y también todos los preciosos momentos que he pasado con ellos. (Largo silencio). La era Brown-Sarasua no terminará nunca. Seguirá a través de los bailarines que han aprendido de ellos. Crearon algo que no se puede destruir por mucho que otros lo hayan intentado: crearon a bailarines con corazón, bailarines que aman lo que han hecho y la vida que han decidido llevar.
– Sus inolvidables interpretaciones de Tatiana ('Onegin') y de Lulu, su nombramiento como 'Bailarina de Cámara' de Alemania, el Benois de la Danse, ¿cuál es el momento de su carrera con el que se queda?
– He tenido tantos momentos que no podría escoger con cuál quedarme. Me los llevo todos. He tenido una carrera preciosa, en la que he podido conocer a gente maravillosa, pero también me llevo recuerdos malos, porque he llegado a conocer a gente no tan buena. Todos los momentos me han hecho crecer en mi carrera y a lo mejor por eso, siempre he tenido los pies bastante en el suelo. Me llevo todos los recuerdos, buenos y malos, porque en muchos de ellos ha habido gente conmigo a la que quiero mucho y que sé que, aunque no esté en un escenario, seguirá estando a mi lado. (Se emociona).
«Hay mucha gente ahí fuera que necesita ayuda, que necesita algo de mí en algún lugar. Es lo que buscaré»
– Regaló a Donostia dos galas para los anales del Victoria Eugenia. ¿Cómo es la relación con su ciudad?
– Donosti siempre ha sido mi casa y siempre lo será. Bailar en Donosti ha sido lo más importante que he tenido, lo más bonito... En el público del Victoria Eugenia o del Kursaal, estaban mi familia, mis amigos, la gente que más me importa y poder bailar delante de ellos es uno de los recuerdos que, de verdad, me llevo en el corazón. (Se intuyen las lágrimas).
– ¿Hacia dónde dirigirá ahora sus pasos Alicia Amatriain?
– Ahora todo lo que decida quedará en el ámbito privado, porque me gustaría apagar la luz y vivir una vida privada. Una cosa que puedo decir es que no voy a quedarme vinculada al ballet, por lo menos, necesito una pausa bien grande. Con los sentimientos que me llevo ahora mismo, después de haber tenido una operación de cadera para poder seguir caminando, he pasado tantos años de dolor que sería hipócrita decir que me voy a poner a enseñar para abrir el camino a otra gente y que se meta en el mismo mundo, que hagan la misma carrera que yo o que terminen con lo mismo o no. No lo sé. Necesito un cambio en mi vida, necesito abrir las puertas de este mundo y ver lo que hay fuera. Tengo algo dentro de mí. He recibido tanto durante tantos años que ahora necesito dar, pero no sé el qué todavía. No he conseguido decidirme el qué, ni a quién, ni cómo, ni dónde, pero necesito ayudar. Creo que hay mucha gente ahí fuera que necesita ayuda, que necesita algo de mí en algún lugar. Y eso es lo que buscaré y espero que lo encuentre.
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