Raquel Andueza | Soprano

«Soy una gran defensora del amor y por ello lo uso como tema»

– 'Seguace d'amore', original título para un concierto. ¿Qué significa exactamente?

– Significa perseguidor, cazador, seguidor del amor. Es un enamorado del amor al que Cupido no da tregua... ¿Quién no se enamora de esa espiral que es el sentimiento del amor, de sentirse amado, o del propio hecho de amar?

– La primera obra que interpreta hoy se llama así y pertenece a Mario Savioni. ¿Por qué la ha escogido para abrir el encuentro y usarla de 'leitmotiv'?

– Mario Savioni fue un compositor italiano muy importante en el siglo XVII, que trabajó mano a mano con, por ejemplo, Luigi Rossi. Savioni no es excesivamente conocido y reconocido hoy en día, y nos pareció una buena idea comenzar el concierto con su cantata 'Seguace d'amore', ya que es un programa destinado a la música amatoria del siglo XVII.

– También ofrecen varias piezas anónimas del XVII, así como de Francesco Corbetta y Lully. ¿Puede hablarnos de ellas?

– La particularidad de este concierto radica en que todas las obras pertenecen al mismo manuscrito, a la misma colección de obras italianas, pero que están conservadas en la Biblioteca Nacional de Francia. Parece que se trataba de un libro que recogía música que era bastante conocida en esa época en Francia. De ahí que el manuscrito 'mezcle' autores italianos, como Sabioni o Corbetta (que vivió en Francia), como música del compositor francés Jean-Baptiste Lully.

– Ofrece estas obras junto a una formación de violín, arpa y tiorba. ¿Cómo funciona este repertorio con este conjunto instrumental?

– Los instrumentos le vienen a esta música como anillo al dedo. Tanto la tiorba como el arpa son dos de los instrumentos más populares del siglo XVII, y la bellísima y particular sonoridad que se crea de la combinación de los graves de la tiorba con la de los agudos del arpa me resulta muy inspiradora para cantar. El violín dialoga con la voz en las obras instrumentales y luce como solista en las instrumentales, así que hay espacio suficiente para que cada instrumento y la voz encuentren su lugar, tanto en conjunto como de forma individual.

– El concierto es en el claustro del Museo San Telmo. ¿Hasta qué punto le inspira el entorno?

– Realizar un concierto es ya un hecho importante y hermoso y si añadimos una ubicación maravillosa, como lo es este precioso claustro, la magia se multiplica. Debemos actuar igual de 'bonito' en el entorno que nos toque, porque normalmente no eliges ni el lugar ni la acústica donde vas a actuar, pero las personas que se encargan de programar saben emplazar los conciertos en lugares espectaculares, como es el caso del concierto en San Telmo. Así que estoy deseando cantar ahí.

– Ha intervenido en la Quincena Musical infinidad de veces. ¿Qué supone para usted volver?

– No actuaba en la Quincena desde 2018 y me hace una ilusión tremenda. Es uno de mis festivales fetiche, ya que desde pequeña venía a San Sebastián a ver conciertos. Es un festival que, además, apuesta por proyectos nuevos, y desde aquí quiero agradecer a Patrick Alfaya que haya programado este concierto, con la mayoría de sus obras inéditas y con gran número de composiciones anónimas. Lo fácil es apostar por cosas conocidas para el público, pero arriesgar en propuestas novedosas dice mucho del festival y de su dirección artística. Y también del público, que agotó las entradas enseguida y también lo agradezco de corazón.

– Hablando del público, ¿prefiere cantar ante un auditorio desconocido o ante una audiencia más próxima?

– Son emociones distintas. Cantar en lugares lejanos supone un reto, porque dejas tu primera impronta allí y el público tiene que conocerte o reconocerte, si es seguidor de tus grabaciones o vídeos. Y cantar para un público cercano, que te ha visto crecer, tiene una responsabilidad casi mayor, aunque al mismo tiempo es más bonita. Cuando sales a un escenario conocido el aplauso inicial es diferente, más 'calentito', y eso ya anima de otra manera a darlo todo desde la primerísima nota. El público de la Quincena es conocedor, exigente y sabedor de lo que escucha, así que me gusta mucho la idea de presentar este nuevo programa aquí junto a La Galanía.

– La Galanía es un conjunto fundado por usted en 2011. ¿Qué balance hace de estos años?

– No puedo sentirme más contenta con el equipo que tengo, no sólo a nivel musical, sino con la complicidad, el compañerismo y el afecto que nos une. Cuando estás en la carretera gran parte del año, todo esto es fundamental. ¿Nos quedan muchos sitios y escenarios que visitar? Evidentemente. Pero ya llegarán. Y, si no llegan, que los que lleguen sean estupendos.

– En estos años han grabado seis discos, todos ellos con títulos muy inspiradores. ¿Ve interesante crear una especie de 'argumento' alrededor de obras de distintos autores?

– Cuando grabamos un disco siempre lo concibo como espectáculo, siempre pienso en cómo resultará en concierto. El objetivo es registrar música maravillosa, sea el repertorio que sea, y de ahí sale el hilo conductor. El amor, en diferentes formas, suele ser la temática ganadora, y como soy una gran defensora del mismo, me resulta muy satisfactorio grabar estas canciones de amores, desamores, tormentos y alegrías.

– Además de con La Galanía, acostumbra a trabajar como solista, colaborando con grandes especialistas en música antigua. ¿Qué le proporciona este tipo de trabajos?

– Colaborar con otros músicos proporciona una salida de lo cotidiano, de lo ya habitual, de sólo ver la música desde tu punto de vista. Es maravilloso beber y aprender de otras personas que contemplan la música desde otra perspectiva enriquecedora. Y cuando el repertorio se sale de lo antiguo, la experiencia es incluso más gratificante, al 'obligar' a la voz a comportarse de otra manera y salir de la denominada zona de confort.

– Hoy en día hay infinidad de intérpretes especializados en la interpretación historicista. ¿A qué cree que se debe?

– Sin duda, a que la música antigua es absolutamente maravillosa y atrae a la gente joven, como me ocurrió a mí desde pequeña. También ayuda a formar una cantera estupenda el hecho de que ahora se estudie más en los conservatorios, con departamentos especializados. Todo indica que la música antigua pasa por un gran momento, así que hay que seguir cuidándola, preservándola y difundiéndola.

– ¿Lo ve una especie de moda o una necesidad? ¿Hay sitio para todos?

– Gran pregunta… Creo que sí, que hay sitio para todos. Los festivales apuestan fuertemente por la música antigua, pero no así las temporadas habituales de teatros y auditorios. Creo que habría que articular, por ejemplo, colaboraciones y acuerdos con las Comunidades Autónomas para llevar propuestas a sus auditorios y Casas de Cultura y así generar una red de promoción de la música antigua y, cómo no, también de sus grupos locales. Se generaría trabajo a nivel local y nacional y se podrían llevar proyectos a todos los rincones del país. ¿Utopía? Yo creo que no; simplemente hay que querer hacerlo.