Pablo Ferrández | Violonchelista

«Si me llegan a decir que a los 12 años iba a grabar con Mutter, no me lo habría creído»

– Es la primera vez que actúa en la Quincena. ¿Cómo afronta el debut?

– Con muchas ganas. Había tocado en San Sebastián, pero no en la Quincena, y es algo que me encanta, sobre todo en estas circunstancias, con Lahav y Rotterdam.

– ¿Acostumbra a trabajar con la Orquesta Filarmónica de Rotterdam y con su actual director titular Lahav Shani?

– He tocado más veces junto a la orquesta, la última vez en Amsterdam, en el Concertgebouw, pero nunca con Lahav. De hecho, es la primera vez que tocamos juntos y tengo muchas ganas de esta colaboración.

– Hoy interpretará el 'Concierto para violonchelo nº 1' de Shostakovich. ¿Qué destacaría de esta obra?

– Es impresionante en todos los sentidos, muy rítmico y emocionante. Técnicamente es también tremendo. Es siempre un desafío para todos los cellistas.

– Como solista, ¿qué es lo que más valora en un maestro y en una orquesta?

– De un maestro admiro su capacidad de transmitir su versión a la orquesta; y de una orquesta, su capacidad de reacción y escucha.

– ¿Hasta qué punto resulta complicado para un solista adaptar la versión que tiene de una obra a diferentes orquestas y directores?

– En mi caso no suele resultar un problema, sobre todo cuando toco con una orquesta y un director a los que admiro. Incluso cuando tenemos diferencias de opinión, me gusta darle una oportunidad a esa nueva idea para ver si descubro algo o no. Hay veces que he probado una idea nueva que al principio no me convencía y he terminado adaptándola como mía. Creo que la flexibilidad es una cualidad necesaria en un solista.

– Desde que fue galardonado en el prestigioso Concurso Tchaikovsky ha desarrollado una carrera imparable. ¿Hasta qué punto son importantes los concursos?

– Supongo que los concursos son importantes en el sentido de que te obligan a estudiar mucho y a exigirte al máximo. Algunos, además, (contados con los dedos de una mano) son muy mediáticos y te pueden dar a conocer, como en mi caso. Si bien no gané el primer premio en el Concurso Tchaikovsky, muchísima gente me descubrió ahí.

– Supongo que también le ha abierto puertas tener el apoyo de una discográfica potente.

– Lo que te aporta una discográfica como Sony es que hace posible que se cumplan sueños que uno pensaría que son imposibles, como mi última grabación con Anne- Sophie Mutter tocando el 'Doble Concierto' de Brahms. Si alguien me llegara a decir a los 12 años que iba a hacer eso algún día no me lo habría creído. Tengo el vinilo enmarcado en mi estudio.

– Usted creció en una familia de músicos y se formó en el Reina Sofía de Madrid. ¿Diría que ha sido importante para su carrera?

– He sido tremendamente afortunado con mi educación. Mis padres nos apoyaron tanto a mí como a mi hermana Sara al cien por cien y nos llevaron a la mejor escuela del país. El Reina Sofía me lo dio todo. No estaría donde estoy sin la escuela.

– ¿Cuáles cree que son las claves de una buena formación musical?

– Tener grandes profesores y alumnos con un nivel alto de exigencia.

– ¿Importa más el talento o el trabajo?

– El trabajo. Tocar es demasiado difícil como para tirar solo de talento. Yo diría que el talento te da el primer 30% y el último 5%.

– En la actualidad colabora con los músicos más famosos del mundo, entre ellos la violinista Anne-Sophie Mutter, que también actuará en la Quincena Musical y que le ha definido como un «músico auténtico». ¿Qué siente cuando una artista de referencia como ella dice cosas así de usted?

– Mutter es tal vez la persona a la que más admiro y respeto. Cuando dice cosas así obviamente me siento muy halagado.

– ¿Suele informarse acerca de lo que dicen de usted?

– Dejé de hacerlo hace unos años, aunque a veces me llega alguna 'review' que me mandan. Aunque sienta muy bien que otros hablen bien de ti y se agradece mucho, no sienta tan bien escuchar comentarios negativos, y como tal vez ni los unos ni los otros son tanto, o tan verdad, prefiero escuchar los comentarios de mi círculo cercano y guiarme por mi propio criterio.

– Con una vida como la suya, ¿le queda tiempo para aficiones?

– Me encanta el deporte, en particular correr y el tenis. Paso poquitos días en casa, cuatro o cinco días al mes, pero siempre que estoy intento jugar al tenis con mi padre o con amigos. Lo bueno de salir a correr es que puedes hacerlo en cualquier lugar del mundo.

– ¿Ha tenido que sacrificar cosas para desarrollar su carrera?

– Nunca he tenido esa sensación. Lo que más quería en el mundo es llegar a hacer lo que estoy viviendo ahora, y obviamente es algo muy difícil, pero yo siempre tuve esa ambición. Me gustaba estar todo el día estudiando y pensando en el violonchelo. Todo lo demás era secundario. Lo contrario sí que habría sido más duro, no llegar a conseguirlo y sentir que es por no haberme esforzado lo suficiente.

– ¿Le queda algún sueño por cumplir?

– Tocar con la Orquesta Filarmónica de Berlín.