«Ha sido un tiempo duro, pero la maquina del Orfeón Donostiarra está lista para celebrar sus 125 años»

Pero «la casa está a punto». Lo dicen entre el orgullo y la esperanza José María Echarri, presidente del Orfeón Donostiarra, y José Antonio Sainz Alfaro, director del coro desde 1987 y acostumbrado a haber visto «momentos buenos y otros no tan buenos». Ya pueden hablar de la agenda de conciertos que empieza a formarse para este año, que incluye citas internacionales en Toulouse y París. Y hasta empiezan a dibujar ideas para celebrar el año que viene su 125 aniversario.

A corto plazo esperan en casa dos citas que quieren compartir con su público. Este domingo por la tarde cantan en el Kursaal un 'Carmina Burana' que «será especialmente emotivo e intenso», avanza Sainz Alfaro, que dirigirá el concierto. «Lo interpretamos el domingo pasado en el auditorio de Burgos con estupenda respuesta del público. Ana Otxoa, Aitor Garitano y José Manuel Díaz son los solistas, Teodora Oprisor y Jon Urdapilleta nos acompañan al piano y contamos con Taupa, el grupo de percusión del Conservatorio Francisco Escudero, una formación maravillosa en la que están profesores y alumnos y que son un estupendo ejemplo de la cantera de músicos que hay en Donostia».

Es la penúltima cita del ciclo de conciertos clásicos que el Orfeón Donostiarra ha promovido directamente en el Kursaal estos meses de parón. «No nos podíamos quedar quietos», explica Echarri. «Si no nos llamaban teníamos que ser nosotros los que nos moviéramos: por un lado, para mantener la actividad del coro, pero también por responsabilidad social, por aportar algo en un momento tan oscuro. Estamos perdiendo dinero, pero en estas circunstancias eso hasta parece secundario».

Una media de 300 espectadores se ha acercado a cada concierto del auditorio estos meses. «Hay gente mayor con miedo a moverse, pero eso, gracias a la vacuna y a la mejora general, se va superando». Por eso los rectores del Orfeón quieren redondear su programación con dos llenos. El primero, este domingo. Después espera el 26 de junio, también en el Kursaal, un concierto de coros de ópera y fragmentos de zarzuela «que será sorprendente y no habría que perderse», apunta misterioso Sainz Alfaro.

Tanto el presidente como el director recuerdan el esfuerzo realizado por sus cantores en este año tan complicado. «Hemos tenido que ensayar por grupos, porque no podía superarse la cifra de 63, con distancias y mascarillas. Para juntarnos más hemos recurrido a escenarios como el cine de Añorga o una sala del Kutxaespacio. Hemos inventado todo: un ciclo de conciertos por las iglesias de los barrios donostiarras, el ciclo del Kursaal, vídeos como el grabado para el día de San Sebastián... Y seguimos pensando cosas».

En su faceta de 'productores' los orfeonistas están estudiando mercados en los territorios vecinos. «A la gente le encanta recibir la visita del Orfeón», dice Sainz Alfaro. «Somos un coro conocido por los aficionados y por los directores de mayor prestigio. Si consideramos que el concierto de Año Nuevo de Viena es el momento de la música clásica con mayor repercusión mundial, más de la mitad de los directores que han estado al frente de esa cita nos han dirigido a nosotros. Saben que aquí hay un coro aficionado de nivel que nunca decepciona. Y cuando nos prueban quieren repetir».

La agenda de este año empieza a animarse. El 12 de junio el coro participa en el concierto especial del octavo centenario de la catedral de Burgos bajo la dirección del venezolano Gustavo Dudamel. En julio participa en el festival itinerante Urmuga, por las montañas vascas, en agosto en su tradicional cita de la Quincena Musical, con dos actuaciones, y tras otros recitales al final de año aguardan las visitas a Toulouse y la Philharmonie de París.

«Para el próximo año barajamos más ideas vinculadas al Año Ignaciano, y algunas cuantas cosas más», rematan Echarri y Sainz Alfaro, que quieren mandar un mensaje de optimismo pese a las dificultades. «Tendremos más propuestas o las inventaremos, pero no pararemos».