Si bien la Quincena Musical acostumbra a ofrecer una programación de calidad, la 85 edición resulta especialmente completa. En primer lugar, por mantenerse fiel a ... su público. El festival vuelve a hacer posible disfrutar de un importante abanico de orquestas europeas, directores y solistas con obras que los melómanos aman: La 'Quinta' de Mahler, la 'Sinfonía Fantástica' de Berlioz, el 'Réquiem' de Mozart o la 'Sinfonía nº 5' de Tchaikovsky son un valor seguro y más en las versiones de agrupaciones que no acostumbran a actuar en Donostia, con maestros como Gimeno, Chailly o Fischer.
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Sin embargo, es en la combinación de estos grandes éxitos clásicos con piezas inhabituales donde se encuentra uno de los principales atractivos. El Concierto para piano 'Egipcio' de Saint-Saëns o 'La ejecución de Stepan Razin' de Shostakovich, inteligentemente insertados entre las obras 'top' del Kursaal, llevarán a descubrir páginas muy interesantes de mano de músicos excepcionales. Con sugerentes colaboraciones, como la del Orfeón Donostiarra con la Euskadiko Orkestra para una 'Missa Solemnis' de Beethoven que estará dirigida por un discípulo de algunos de los gurús de la música antigua, Jérémie Rhorer. Su estreno se sumará al del prestigioso Bach Collegium Japan, referencia en la interpretación de Bach.
La transversalidad es otra virtud. Recordar a Chillida y Basterretxea, contar con actores como Pepe Viyuela en el ciclo de música antigua o Ramón Barea para recordar al compositor bohemio Krystof Harant. Sumar una proyección contemporánea al concierto barroco de Bacchelona o diseñar un encuentro especial en Arantzazu, sin olvidar el estreno de una ópera infantil, son solo algunas de las muchas apuestas por relacionar disciplinas artísticas.
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