Concierto de Euskadiko Orkestra: Conjuro universal
La Euskadiko Orkestra abrió ayer su temporada de abono en el Kursaal con un programa atípico que reunía a un compositor aún por descubrir por ... el gran público, Pascual Aldave, del que se celebra el centenario de su nacimiento, con un creador universal como es Gustav Mahler. De esta manera, la agrupación vasca rendía un merecido homenaje al músico de Lesaka ofreciendo un fragmento de su ballet 'Akelarre', haciendo además una clara alusión al 'conjuro' que marca el 'leitmotiv' del curso que ahora comienza, y lo presentaba junto a la música del austríaco. Fue, por todo ello, una atípica propuesta y no solo por las piezas presentadas, sino también por su extensión –la 'Novena' de Mahler tiene una duración de casi hora y media, lo que habría justificado un concierto solo con esta obra– .
La agrupación interpretó con sensibilidad la preciosa 'Maitasun agerraldia' con la que se abre la segunda rapsodia vasca del 'Akelarre' de Aldave. Sin embargo, algunos problemas con la nueva edición de la partitura no permitieron escuchar esta parte, inspirada en 'La dama de Urtubi' de Baroja, al completo. El público se tuvo que conformar con disfrutar de este movimiento inicial y del último de los seis, la rítmica 'Euskal espirituen dantza', que la Euskadiko Orkestra ofreció con brío y convicción.
La 'Novena' de Mahler es, sin duda, un monumento sonoro, por sus dimensiones y porque se dice que en ella el compositor transmite su amor a la tierra en una especie de testamento musical. Para el titular de la orquesta, Robert Treviño era, además, la antepenúltima de las sinfonías del compositor que le faltan por interpretar con la agrupación, con la que está realizando la integral en varias temporadas en un proyecto de colaboración que implica trabajo y complicidad.
Ambas cosas se sintieron ayer desde el 'Andante comodo' inicial. Se apreció buena sincronización y una clara comunicación del mensaje del presagio mortal que invadía a Mahler. Treviño transmitió ese sentido con expresivos 'tutti' y con las notables intervenciones de los miembros de la orquesta en las partes camerísticas. Bien el ritmo de vals que impregna al 'Scherzo', con buenos acentos en las maderas. En el 'Rondó' mantuvo el desenfado y marcó el contrapunto para culminar en el largo e intenso 'Adagio' –magnífica la cuerda– que, al igual que la vida del propio Mahler, se fue apagando en un místico final.
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