Incómoda belleza

Setién suele recordar cuán importante fue el consejo que Laurie Anderson le dio una vez: «El arte es buscar algo bello y libre». 'Mirande' es ambas cosas, pero, además, posee elementos que suscitan la misma incomodidad que la vida y obra del homenajeado. La luminosa voz de Setién, en ocasiones modificada digitalmente, contrasta con la oscuridad de unos Grande Days más contenidos que nunca y con los efectos creados por ese zahorí de sonidos llamado Xabier Erkizia.

Semejante amalgama y unas proyecciones igualmente inquietantes subrayaron ayer la desazón que destilan versos como los de 'Eresi' («Aimendi hil gazterikan, nihaur / Ikurrinik et' ikurrik gabe / Ezpainetan othoitzik ez, burhau / Itzalik ez, baikor, ez herabe») o el existencialismo de 'Zergatik? («Zergatik ikasi / ahanztekotz gero / ikasiak oro?»). En la desoladora 'Jauregi hotzean', Setién y Erkizia empastaron sus voces para cantar al soldado devorado por «los hambrientos perros de enero». Tras acompañar el recitado de otro poema con una pieza instrumental digna de los Yo La Tengo más delicados, Grande Days se soltaron por fin la melena con la distorsión desaforada de 'Igelak', rematada con el croar de un orfeón de ranas con «dolor de luna» y un irrintzi con 'vocoder'. Tras las mascarillas podían adivinarse los rostros boquiabiertos de las 230 personas reunidas en el Teatro Principal –otro escenario felizmente reincorporado a la programación– y que con sumo gusto habrían estirado más los 50 minutos de una bellísima sesión.